Tú También.

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Los padres de las mejores amigas habían decidido hacer un viaje.

"Estamos envejeciendo, tenemos derecho a salir y darnos lujos" — era la excusa que siempre decían.

Sin duda para Millie, su día sería totalmente aburrido. Estaría sola, sin su Sads, pues ella estaría en una cita con el chico que quería que fuese suyo.

– ¿Que tal me veo? – le preguntó la ojiazul emocionada a su mejor amiga.

Si lo vemos desde el lado de Sadie, ella no sabía como actuar. Siempre fue de las chicas que pensaba que el amor era lo mejor que podía existir en el mundo, que ella podía tener un romance como el que ha leído en sus novelas favoritas.

Pero luego de lo que ocurrió con Caleb, el chico que le robo su primer beso y luego la deshecho como un juguete roto, ya no le quedaban esperanzas de lo que era el amor.

Pero siempre estuvo aquel chico de cabello rizado para ella. ¿Porque no podía fijarse en él?

– Te ves hermosa – Millie corrió a abrazarla, puede que ella esté mal, pero Sadie es su mejor amiga, y siempre le brindaría su apoyo, aunque estuviese en riesgo su felicidad. – Ahora corre, que ha llegado por ti. – sonrió mientras le daba el último abrazo y bajaba las escaleras.

– Deséame suerte – decía la pelirroja mientras bajaba las escaleras hasta la entrada, en donde estaba parada su mejor amiga, sosteniéndole la puerta.

– Suerte Sads – musitó forzando una sonrisa. Vio salir a Sadie, y como saludaba a Finn. Cerró la puerta de golpe, procurando no hacerla sonar. Pegó su espalda a la puerta y se deslizó lentamente hasta llegar al piso.

– Okey Millie, esto es muy cliché para ti – se dijo. Se levantó del suelo y fue hasta el sofá, botando todo el aire que tenía en sus pulmones para después abrazarse a si misma

Se sentía sola.

• • •

Por otro lado, Finn y Sadie iban de la mano hasta aquel centro comercial, el rizado estaba orgulloso, pues salía con la chica más linda de todo el pueblo.

No lo malinterpreten, Millie es preciosa. Pero Sadie lo es más. O eso es lo que pensaba Finn.

– ¿Y Finn? – Sadie lo empujó juguetona mientras caminaban – ¿Que es eso tan importante que tenías que decirme? – el pecoso miró sus manos entrelazadas por un par de segundos

¿Acaso no fui lo suficientemente obvio?

– Me gustas Sink – Sadie sonrió – Mucho.

– Tú también – la pelirroja hizo leves caricias a la mano de Finn – Me gustas. – ambos detuvieron su caminar para poder sellar todo con un beso, pero nunca notaron la presencia de aquella castaña que estaba saliendo de una librería de aquel centro comercial y lamentablemente estaba viendo todo, y en primera fila.

Demasiado tarde. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora