Capitulo 27: Espuma de mar / 1 parte

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El castaño no podía digerir que estaba sucediendo, quien no, con semejante noche cualquiera pensaría que era una forma de delirar con que alguien acudiera auxiliarlo. Quien fue víctima de los despiadados fetiches de Sebastián, era la misma persona que le había dado una mano para levantarse, pero también quien hizo que cayera en medio de la oscuridad. El tiempo seguía corriendo, Christopher no se detendría a atenderlo o acercarlo a que alguien para que le diera ayuda, no pensaba ni llevarlo a su casa o algún sitio al respecto. El mismo se decía que como un ser como Sebastián podría estar entre las personas con todo lo que cargaba en su interior.

El rubio saco su billetera, saco unos cuantos billetes y los echo sobre la mesa para acercarse lentamente hacia Sebastián, estaba inclinado sobre el castaño cuando en una caída de tentación paso su mano derecha por el pómulo de este para deja un suave roce seguido de un lenta y fugaz beso sobre los labios de Sebastián, dejándolo más atontado de lo que estaba. Al separarse le regalo la mirada más fría, que hasta al ser sin corazón le partiría el alma, sin más nada le dio una bofetada para echarse andar.

Sebastián cerró los ojos ante el golpe recibido, se mantuvo así por un largo momento. A su mente venían de golpe tantas imágenes, grises recuerdos, eran los mismos suaves labios de quien una vez él le desgracio la existencia por solo desquitarse. La cabeza le daba vueltas, ahora que sucedería con su existir, tenía una sensación de volver a tocar la piel del rubio, pero como hacerlo, sentía que el mismísimo suelo bajo sus pies se movía, era una extraña sensación.

Llego las dos de la tarde cuando Elizabeth, la hermano menor del castaño fue en taxi hasta el café donde se encontraba a un moribundo Sebastián, se sorprendió y sobre todo la exaltación al ver a su hermano en un estado que jamás se imagino que lo llegaría a ver alguna vez en su vida. El encargado del local sentía que algo le ocurría, además siguió las indicaciones que Chris le había deja, que esperara hasta que pasara medio día y se acercara al decadente Sebastián y depende como lo viera llamara al número de su hermana. 

Del resto del día se la pasó en la cama con dolores musculares más el intenso dolor de cabeza, por otro lado Elizabeth lo atormentaba hablándole de distintos temas al mismo tiempo, más el tormento de un puñado de preguntas que eran como agujas que se le anclaban en la cabeza al castaño. Al mismo tiempo, pero en un sitio bastante alejado el rubio deba un paseo a pies por las iluminas calles mientras meditaba que haría ahora, cuando en medio de todas las personas que circulaban escucho un siseo a sus espalda. Después de todo ese día era como un día de playa.

Una grande sensación de calor recorría sus cuerpos, una luz venia a dar paso a unas caras, distintos pensares se encontrarían, el sudor bajaba por sus poros, sus ojos destellaban mil y una ideas. Conjuntamente un azul oscuro guardaba las verdaderas intensiones de sus corazones, en un sube y baja estos pensamientos tanto buenos como malos se acercaban y se alejaban de forma cerca pero lejos a las vez. El aire que respiraban cargaba consigo las mismas efectos de querer un cercanía de un solo momento, el polvo que saltaba con cada pisaba era testigo de que las acciones solo serian para desmoronar la existencia de alguien en particular.

La vida se Sebastián era seca y unánime, solo era un montón de arena. Por otro lado Christopher crecía y cada día se hacía más profundo y oscuro, tenía como motivo para seguir viviendo en la misma ciudad que habitaba el castaño el hacer que su vida se derrumbara a pedazos hasta que llegara a la ruina. 

 En cada paso que daba se acercaba y se alejaba a la vez, así como el mar se acerca a las orillas de la playa y se regresa, así mismo era como actuaba el rubio. Cada cercanía era una súplica interna de Sebastián por tener de nuevo bajo de él a Christopher, lástima que este juego no daría una victoria para él, en esta versión el rubio jugaría con él hasta que desprenda todo lo que él quiera.   

L'instinct animal → Stucky / EvanstanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora