Morir por amor

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¿Por qué siendo Ramos el rey de los Interesados, no le había ofrecido la opción de llevarse a Marc a su clínica en vista de que no presentaba mejoras?

Sin duda, aunque no era el procedimiento normal, con un par de palabras por aquí, la influencia de alguien conocido por allá y unos billetes que él pondría con gusto, el director del hospital podría lograr el traslado si se aseguraba, tal vez, la custodia permanente por parte de un par de guardias privados del paciente. Después de todo, ¿qué problemas podría generar un herido en coma?

No, ese lambiscón o pretendía retener a Marc en su hospital para poder seguir bailando a su alrededor, a ver qué conseguía o alguien estaba moviendo sus propios palillos para mantener a su hijo en aquel lugar y era ese caso precisamente el que le generaba temor, porque posiblemente fuera quien lo había involucrado años antes en el crimen por el que estaba preso.

La estrategia más lógica sería no quitarle los ojos de encima a Ramos. Con ello de seguro estaría en la pista de lo sucedido, incluso del verdadero culpable. Como bien rezaba la famosa frase de Maquiavelo: "Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca".

***

- Hola, chico guapo. Te extrañé mucho hoy...

Ximena se inclinó y besó la comisura de los labios de Marc, acariciando sus frías mejillas. Si al menos no tuviera ese tubo cuya presencia hacía parecer aún más precario su estado de salud...

- Buenas tardes, Ximena. ¡Me alegro que hayas tenido más tiempo hoy para venir! Y ya que llegas, me retiro.

- Pero padre Joseph, no es necesario, yo...

- Lo sé, querida. Te lo agradezco, pero estoy seguro que querrás contarle cosas privadas a nuestro muchacho y yo tengo algunos asuntos pendientes, así que no te preocupes de nada. Mañana me paso por tu trabajo y conversamos, ¿quieres?

- Es usted un encanto. No me extraña nada que sea tan cercano con Marc. Lo espero con mucho gusto mañana en el penal.

- Hasta entonces.

Sin duda la justicia era una diosa ciega. Probablemente también sorda y con un alto grado de déficit mental porque si era evidente lo querido, generoso y bueno que era Marc, ¿cómo nadie siquiera se había molestado en sospechar que alguien así hubiera cometido el atroz crimen por el que lo habían condenado? Tal vez sería algo que jamás llegaría a comprender.

- Fue hermosa tu visita de anoche, amor... Marc permanecía en silencio, absolutamente quieto, sin responder ni con el menor movimiento a sus palabras.

Tampoco a sus caricias.

Le contó sobre los niños que habían ido a visitarlo y le habían preparado una hermosa tarjeta con dibujos que colocó sobre la pequeña repisa en la parte posterior del cuarto, sobre la cabecera de su cama.

Sin dejar de acariciarlo, le transmitió lo que los guardias y otros presos decían de él y le habló de lo mucho que se le extrañaba.

Ximena quería ser absolutamente positiva al estar con Marc, aprovechando la primera vez desde el intento de fuga en que había resultado herido al protegerla en que podía permanecer más tiempo asu lado. Sin embargo a solas con él, con su hermosa mano fría e inmóvil entre las suyas, sin responder, eso se hacía Increíblemente difícil.

Sin poder evitarlo, se dejó caer en la silla que estaba junto a la cama y frotó sus mejillas bañadas de lágrimas contra la mano de él que aún no soltaba.

Sin Marc consciente para ayudarlos, sería extremadamente difícil descubrir la verdad de lo ocurrido, teniendo que vivir con el temor de que cada vez que lo dejaban solo, corría verdadero peligro en manos del desquiciado que lo mantenía bajo amenaza.

El cielo está en tus ojos Marc BartraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora