Capítulo 01: Solo en este nuevo lugar

204 19 107
                                    



Arco 01 — La fuerza de un equipo unido


Era inútil.

Kouta abrió los ojos. Tras una hora de estar acostado sobre la nieve y sentir como su trasero se congelaba cada vez más, el chico tuvo que reconocerlo: aquello no era un sueño.

Se levantó rápidamente, sintiéndose desorientado.

No sabía que estaba pasando, pero no podía quedarse allí por más tiempo. Sus músculos comenzaban a engarrotarse y, si no encontraba refugio pronto, moriría congelado.

Recordó a Kenji y Hideo, quienes habían desaparecido antes que él. ¿Estarían en aquel mismo lugar? Si era así tenía que encontrarlos. La idea de ir al bosque durante la noche había sido terrible. Maldijo a Kenji una y mil veces por ello.

—Otro mundo —Kouta se llevó las manos a la cabeza—. ¡No puede estar pasando!

—Muchu.

—¿Eh?

—Muchu, muchu.

Ese extraño sonido hizo que bajase la mirada. Lo primero en lo que pensó al ver a ese pequeño animal fue que se trataba de un cerdito con protuberancias, como diminutos cuernos, en la cabeza.

—Solo eres un cerdo... uno con cuernos.

—Muchu.

—No tengo nada que puedas comer. Lárgate.

—Muchu, muchu.

El pequeño cerdo se pegó a la pierna de Kouta, frotando su hocico de forma amigable. Pero Kouta no estaba de humor para recibir los cariños del animal. No estaba de humor para nada en realidad.

—Muchu.

—Te dije que no tengo nada de comer —dicho esto le propinó una patada y el cerdito rodó por el pasto—. Vete a jugar a otro lado.

—¡Muchu!

—¿Quieres otro golpe?

Derramando lágrimas de dolor, el cerdito se alejó a toda prisa de allí. Los chillidos de la criatura lograron que Kouta se sintió un poco culpable. Pero, después de todo, él no estaba para jugar con un cerdo.

Continuó su camino a través de la pradera nevada, tratando de ordenar sus ideas. ¿Pero qué ideas podía tener? Ni siquiera estaba consciente de su situación.

Sobresaltándolo, un extraño gruñido se escuchó justo a sus espaldas.

El miedo lo paralizó. Como pudo, se las arregló para dar media vuelta, encontrándose de cara con un gran cerdo cuyos cuernos harían ver ridículo a cualquier toro. La bestia emitía ruidos con el hocico, como si estuviera furioso.

Al lado de la descomunal bestia, el cerdito que había pateado antes lo miraba enojado, como si le acusara.

—Así que fuiste por tu mamá —se burló, con voz temblorosa—. Que llorón.

—Muchu.

La bestia gruñó, comenzando a pisotear el suelo, como el animal que se prepara para una embestida. Con aquél tamaño, fácilmente podría quebrarle unos huesos o, peor aún, atravesarlo con sus cuernos como si él fuera de mantequilla.

—Espera un segundo —Kouta comenzó a retroceder unos pasos—, quizá podríamos llegar a un arreglo pacífico.

Pero la bestia gruñó con ira. Ni tarde ni perezoso, Kouta comenzó a correr a toda velocidad, tratando de salvar su vida. Iba como idiota por toda la pradera gritando "¡Ayuda!" pero no había nadie cerca que lo escuchara.

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora