Capítulo 09: La amenaza carmesí de Berna (2)

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Parte 2


Aquél chico había aparecido de la nada, como si simplemente se hubiera materializado, al lado del enorme alfanje.

El asesino que casi había matado a Kouta, Zargas, se mostraba ante ellos, esbozando una sarcástica sonrisa con aquellas finas facciones que lo caracterizaban. Su presencia era el elemento necesario para desequilibrar la situación, que antes parecía ya controlada.

Para demostrarlo, blandió el alfanje en lo alto. Su acción creó una especie de sello por la cual emergieron suficientes wolbos para suplir a los caídos.

—¡Todos en este pueblo morirán! —anunció el asesino, regodeándose con el temor de los campesinos—. ¡Liebert reclama sus vidas!

—Liebert... —Odette lo señaló con descaro—. ¡Es igual que ese tal Diot!

—Odette, cállate —la atajó Kouta.

Pero Zargas volteó a verlos. Sus ojos se fijaron primero en la campesina, luego en Kenji y al final en Kouta. Era imposible no reconocer a aquél chico que no portaba armas, de ojos y cabellos grises.

—Tú —el asesinó lo señaló—. ¿Cómo es que sigues con vida? Tu cuerpo fue arrastrado por la cascada.

—Sí claro —respondió Kouta, sin poder evitar el sarcasmo—. No sabía que los muertos caminaban.

El tono del chico poco agradó a Zargas. A una señal de éste, los wolbos atacaron a la gente del pueblo, obligando a los aventureros a defenderlos. Por cada bestia eliminada, una nueva emergía del sello creado por el asesino, manteniéndolos con las manos ocupadas.

Solo Kouta y sus compañeros estaban libres, porque así es como el asesino había querido.

—Como asesino, siempre acabo con mis objetivos —apretó los dientes, furioso—. ¡Es una burla que alguien siga con vida después de haberme propuesto matarlo! —hizo un violento movimiento, anunciando su ataque—. ¡Muere de una vez!

—¡Salto!

Viéndolo venir, Kouta ya se había reforzado de antemano. Se hizo a un lado para esquivar el alfanje que le fue arrojado. Odette aprovechó para ordenar a sus raíces que se abalanzaran sobre su oponente ahora que no portaba su arma. Solo un tronco obedeció los deseos de la chica, pero éste impactó en el suelo, pues Zargas desapareció por completo.

—¡No está!

—¡Kenji, cuidado! —gritó Kouta, intuyendo lo que había pasado.

La espada, que seguía su curso sin encontrar un objetivo fue tomada por su dueño, quien se materializo justo a su lado. El cambio tan abrupto de posición lo dejaba muy cerca de Kenji, así que no dudo en dar un tajo horizontal al estómago del ciego.

Kenji cayó al suelo, y no se movió más.

—¡Kenji! —Kouta trató de llegar a él, pero el asesino lo interceptó.

—¡Tú sigues!

Zargas invocó un wolbo más, el cual se arrojó sobre Kouta. El chico tuvo que recurrir a su refuerzo para salvarse del ataque del animal, pero ya en el aire se vio completamente desprotegido. Vio cómo su enemigo saltaba hacía él, listo para matarlo de un solo corte.

—¡Aléjate de él!

Apareciendo de la nada, una semi elfa de cabellera purpura finalmente había llegado, justo a tiempo para interponerse en el ataque del asesino.

Felt respiraba con agitación. Sin duda había dado todo un rodeo para llegar hasta allí, demostrando lo difícil que era para ella seguir un camino en línea recta. Con su fuerza y el peso de su arma, obligó a Zargas a retroceder.

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora