Capítulo 27: Un sólido grupo (3)

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Parte 3

Sobre una montura del reino, y con Zarc en el hombro, Odette se dirigía hacia ellos con expresión decidida. Apenas y notó a Kenji reaparecer a su lado con Felt, pues no podía creer lo que veía cuando los demás llamaron a la chica con alegría.

—¡Odette! —exclamó Felt con una sonrisa cordial—. Me alegro tanto de tener tu hermosa presencia.

—¡Casi me matan esas cosas! —gritó Kenji, señalando los árboles—. Ten más cuidado la próxima que...

—Kouta... —la chica bajó de la montura, interrumpiendo al larguirucho.

Kouta no sabía que decirle, ¿se suponía que tenía que saludarla? ¿Decirle que estaba feliz de verla allí? ¿Realmente estaba feliz de verla? Si tuviera que definir lo que sentía sería más bien vergüenza. Lo primero que tenía que hacer era ofrecerle una disculpa:

—Odette, yo...

Bofetada.

Una dura y fría bofetada de la chica hizo callar al chico, y al resto del grupo, de una sola. Kouta fue capaz de sentir todo el enojo que la chica llevaba consigo en aquél golpe y su vergüenza solo aumentó.

En aquél momento Liebert fue capaz de crear un alfanje de roca para deshacerse de un solo tajo de todos los árboles a su alrededor. Pero eso no le importó a la chica, quien no aparto su sombría mirada de Kouta.

Fue necesario que Felt retomara el combate, seguida de cerca por Zarc, Chikara y Kenji, pero ellos dos no se movieron un solo ápice.

Furioso, Liebert liberaba todas sus reservas contra los cuatro que intentaban disminuirlo... ¿Y qué más le daba eso a Odette si lo único que le importaba era ajustar cuentas con el idiota que tenía enfrente?

—Odette —tratando de evadir su culpa, Kouta señaló débilmente a los demás—. Creo que necesitan ayuda...

—¡Eres un idiota, Kouta Muranushi!

Una segunda bofetada, y esta vez Kouta fue arrojado por completo al suelo. De verdad estaba enojada.

—¡Espera, Odette! —No era el momento de hablar de ello, aunque la chica no lo iba a dejar para después—. Siento lo que te dije...

—¡Ah, conque lo sientes!

Más troncos, envueltos con enredaderas espinosas, surgieron de la tierra para rodear y tomar por sorpresa tanto a Liebert como a los chicos que lo enfrentaban. Iniciaron un frenético ataque contra todos por igual, obligándolos a tomar acciones evasivas.

—¡Me dijiste un montón de cosas horribles! —gritó la chica, con los ojos humedecidos—. ¿¡Tienes idea de cuánto me dolieron tus palabras!? ¿¡Y solo dices que lo sientes!?

—¡Odette! —Al notar lo que la chica estaba haciendo, Kouta trató de detenerla—. ¡Cálmate por favor!

—¡No me digas que me calme, Kouta Muranushi!

Kouta trató de reincorporarse, pero solo consiguió recibir otra cachetada. La chica realmente estaba furiosa, y no atendía a razones.

—De verdad... dolió que tú, entre todas las personas, me dijera todas esas cosas... me llamaste fenómeno, ¡no soy ningún fenómeno!

Otra bofetada que el chico logró detener al sujetarla de la muñeca. Al chico ya le dolía bastante el cuerpo como para permitirse más golpes.

—¡Lo siento! —gritó el chico, molesto—. ¡Ya lo dije!

—¡¿Eso es todo?!

—¿¡Qué más quieres, niña!?

—¡Dejen de discutir, maldita sea! —gritó Zarc, pero fue ignorado.

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora