Capítulo 25: Momento de un último empujón (3)

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Parte 3


—El internado donde nos conocimos cuenta con niveles de educación básica hasta finalizar la preparatoria. Yo entré desde pequeño, así que prácticamente me críe allí, pues no podíamos abandonar el lugar más que en días feriados o vacaciones, pero yo no iba a ningún lado porque no me era posible.

»A Hideo lo conocí en secundaría aunque, según sé, estuvo en el internado desde el último año de primaria. No logré llevarme bien con él al principio, era un poco distante, y pertenecía a dos clubs a la vez que le quitaban bastante tiempo: shogi y kendo. Al menos lo saludaba y el respondía, eso era algo.

»Me gustaba saludar a todos, pero aun así casi siempre estaba solo. Tenía muchos compañeros a quienes hablaba, pero nadie que podría llamar un verdadero amigo. Ya saben, alguien con quien hacer tonterías durante las noches, quebrantar las reglas, hacer bromas pesadas y esas cosas.

»Por lo que, cuando cierto chico mal encarado fue transferido durante el segundo año de preparatoria, no pude evitar sentir curiosidad. Es muy raro que alguien llegue al internado a esas alturas de su educación. Como era de esperarse, no le fue fácil adaptarse al nuevo ambiente. Se le asignó al representante de la clase, Hideo Takayama, para que lo asesorará, pero tuvieron roces desde el primer día de conocerse.

»Me consta que muchos trataron de acercársele, pero fue inútil. No es que rechazará la compañía de los demás, pero era bastante cortante y antipático así que era normal que terminará cayendo mal. Incluso una chica llegó a interesarse en él y trató de animarlo, hacerlo sonreír... con el tiempo incluso ella se cansó de intentar hacer algo por borrar la antipatía de su rostro.

»Admito que eso también me causó aversión, pues creí que simplemente trataba de hacerse el importante. Uno de esos tipos que trata de parecer distante para llamar la atención y creerse mucho.

»Pero me di cuenta que no era así. Durante un día feriado, la mayor parte del campus normalmente se encontraba desierta. Sin nadie a quien visitar, me dirigí a la sala común de nuestro edificio. Y escuché unas grandes risas que me sorprendieron mucho.

»Allí estaba el compadre, haciendo todo tipo de tonterías con una gran sonrisa para hacer reír a una chiquilla que estaba con él.

»Una visita especial, supuse. Se trataba de una niña de ojos tan grises como el suyo, pero cuyos cabellos parecían más pálidos, casi se iluminaban como si fueran de plata. Las facciones, el modo de moverse, incluso las expresiones que hacían, todo era idéntico en ellos. Acaba de conocer a la única persona que lograba sacar de su ensimismamiento al malhumorado... y era su hermana menor.

»Aquellas tonterías el compadre las hacía mientras veían una serie que, por lo visto, le gustaba a su hermanita sobre un gran superhéroe que siempre solucionaba todo con una sonrisa. Por lo visto el chico prometía a su hermana que el sería alguien tan positivo como aquél personaje ficticio y siempre estaría allí para ella.

»Desde aquél día comencé a juntarme con él como si de una gripe se tratara. Fingí ser muy malo en diversas materias, pidiendo su ayuda para estudiar. No es que el fuera realmente bueno, pero tenía la excusa de que el encargado de clases tenía la obligación de enseñarle un poco y de paso podía colarme.

»Así es como poco a poco comencé a juntarme de verdad con Kouta y Hideo, aunque casi siempre tenía que verlos por separado porque estos dos no se soportaban mucho. Muchos no entendían porque seguía junto a un tipo que me miraba con irritación todo el tiempo, me ignoraba cuando no estaba de humor e incluso me echaba a patadas de su habitación cuando me colaba a medianoche... bueno, creo que lo último podía entenderse...

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora