Capítulo 14: Caballo inexpresivo (2)

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Parte 2:


—Hacía tiempo que no probaba tan buena comida —decía Zarc, comiendo con ganas.

—¿Los limos pueden comer cualquier cosa? —preguntó Kenji, interesado.

—Claro que sí. Desintegramos cualquier cosa que entre en nuestros cuerpos, literalmente.

Aún después de una hora y media, la reunión en la sala del rey Esteban seguía en curso, solamente con Gaspar, Anthony, así como el príncipe Lyon presentes. La partida de Kouta, junto a la princesa Safina, se encontraba en los jardines delanteros del castillo. El rey había tenido la amabilidad de ofrecerles una buena comida como agradecimiento por haber salvado a la princesa. Esto debido a que habían rechazado la recompensa monetaria —a Kouta casi le dio un ataque al saber esto.

Un hermoso campo de flores, de diferentes especies, ofrecían un paisaje agradable a la vista en aquél jardín cuidado recelosamente durante años. En una de tres mesas circulares que habían sido predispuestas para atender invitados, los chicos no paraban de probar bocado. La comida era todo un manjar, y no pensaban desperdiciar nada.

—Oye, Safina —Kouta se dirigió a la princesa—. No comes gran cosa, ¿verdad?

—No siento mucho apetito en esta situación —respondió la niña, sonriendo ligeramente.

—Pero no pasa nada —dijo Kouta, mostrándose más tranquilo—. Nosotros te llevaremos al puerto... y Ryuuta se encargará del resto, ¿cierto?

—Kouta, estás hablando con una princesa —dijo Felt, alarmada—. Ten más propiedad cuando te dirijas a ella.

—No se preocupen, pueden dirigirse a mí sin usar tanta formalidad —responde la niña, de buena gana.

—¿Lo ves? —Kouta miró a Felt con arrogancia—. No le importa

Felt no parecía sentirse cómoda con hablarle de un modo tan informal a una princesa. Pero había algo que para ella tenía más importancia a tratar. Aquello era la inconformidad que le generaba la presencia de aquel limo, Zarc.

—¿Y cuánto tiempo estarás con nosotros? —preguntó la elfa.

—Oye, cuando esté salvando tu trasero de recibir golpes, me vas a amar —respondió Zarc, comiendo sin parar—. No tienen nadie que soporte golpes en el equipo, ¿verdad?

—Mi mandoble es más que suficiente para proteger a todos —replicó la elfa, molesta—. Kouta, ¿no soy suficiente?

—Estoy comiendo —replicó el chico, con la boca llena—. No me molestes, Felt.

—No te preocupes, elfa —Zarc sonrió con suficiencia—. Solo quiero ver qué es lo que pueden hacer. Después seguiré mi camino, lo prometo.

Tras terminar con la lujosa comida, dos sirvientes llegaron desde el interior de la mansión para llevarse todos los cubiertos utilizados. Kouta pensó que los nobles sí que tenían una gran vida, llena de comodidades. Era una situación completamente opuesta a la de los indigentes como Chikara. Sintió un poco de tristeza al notar que la desigualdad de vida no era tan diferente a la de su mundo. ¿Qué estaría haciendo la pequeña Kitsune ahora de no haberla llevado con ellos?

—¿No deberíamos volver a la reunión? —preguntó Kenji, inconforme —. Vamos a ser parte de la escolta después de todo.

—Deja que los adultos hagan el trabajo —respondió Kouta, quien prefería gastar energías haciendo una pregunta a la princesa—. Safina, ¿por qué tuviste que venir aquí? ¿No bastaba con tu hermano para firmar el tratado?

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora