Capitulo 15
*** Mansión San Román ***
-Gracias, Arnoldo...- agradezco al chofer por ayudarme a llegar a mi habitación.
Tuve que casi exigir que me dejaran salir del hospital antes de tiempo, María se enfadó conmigo por ello, pero no podía seguir un segundo más encerrado en ese lugar. La observo desde la cama, parece darle indicaciones a Transito para la cena. Se ve cansada. Pensar en eso me provoca un sentimiento de culpa y no evito reprenderme a mi mismo por mis actos.
-¿Estas cómodo?- pregunta María, al retirarse Transito.
-Sí... Ven...- le digo, extendiendo mi mano a ella.- Acuéstate aquí... Conmigo...
-No puedo, Esteban... Necesito ir a hablar con nuestros hijos...
-¿Sobre qué?
-Sobre nosotros...- responde.- Si queremos estar juntos, creo que debemos contarles al menos parte de la verdad... No se...- agrega con frustración.- No se que hacer...
-María, ven... Tranquilízate...- le pido, odiando no poder ponerme de pie e ir a ella.- Hablemos de esto, mi amor...
Se acerca y toma asiento al borde de la cama, a mi lado. Yo tomo su mano entre las mías, confortándola. Ella me cuenta sobre el no tan agradable momento que paso con nuestros hijos en el hospital. La escucho atento, y comprendo sus miedos pues también son los míos. Pero tiene razón. Para no alejar del todo a nuestros hijos debemos confesar lo nuestro. De no ser así tendría que renunciar a María hasta encontrar otra solución y para nada estoy dispuesto a eso. Ya no.
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*** Carretera ***
Durante el trayecto a mi apartamento no dejo de pensar en las posibles reacciones de mis hijos. Todas no favorables. Sacudo esas ideas de mi mente, intentando ser optimista. Recuerdo lo bien que el trato entre ellos y Esteban fue en la cabaña y eso me alienta un poco.
-Todo va a estar bien...- me repito una y mil veces a mi misma mientras estaciono el auto frente al edificio.
Miro hacia arriba, buscando el balcón de mi apartamento. La luz encendida asegura la presencia de mis hijos allá dentro. Camino al ascensor, aun sumida en mis pensamientos y de pronto me encuentro frente a ellos. En la sala del que fuera nuestro hogar durante tanto tiempo antes de mudarnos para España.
-¿Qué pasa, mamá?- pregunta Héctor.- Parece que quisieras decirnos algo...
-¿Qué es?- agrega Estrella, intrigada tras el interés de su hermano.- ¿De qué se trata?
-Hijos...
-¿Es sobre ese señor?- pregunta Héctor.
-Sí...
-¿Murió?- pregunta mi hija, y noto tristeza y angustia en su voz.
-No...- respondo rápidamente.- Esteban esta bien... Ya salió del hospital...
-Bueno... Me alegra...- dice Héctor.
-A mi también...- asegura de igual forma su hermana.
-Quiere verlos... Hablar con ustedes...- suelto al fin y ambos me miran con algo de confusión, como intentando comprender mis palabras.
-¿Sobre qué?
-Por favor, acompáñenme... Alla podrán hacer todas las preguntas que quieran, ¿sí?
-Está bien, mamá... Vamos...
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*** Mansión San Román ***
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Condena De Amor
RomantizmHace quince años, a Esteban lo culparon de un crimen que no cometió pero hoy está de regreso en busca de justicia y de todo aquello que un día le fue arrebatado...