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Terminamos de cenar y Tyler me acompañó a casa. Dijo que esto era una pequeña despedida ya que había decidido ir mañana al pueblo y después iría a España en busca de su amor lejano.

- Pequeña.

-Tan solo nos llevamos unos años, persona mayor.

- En serio, siempre rompes los momentos bonitos. ¿Puedo continuar?

- Adelante, nadie te está agarrando.- me miró levantando una ceja- Vale, ya paro- dije levantando los brazos.

- Pequeña, ten cuidado. He pasado un gran día contigo porque quería verte y porque tenía que decirte una cosa. Hay gente muy mala en este mundo y otra muy buena. No confíes en nadie que te ponga buena cara. En el fondo de tu corazón sabes que solo puedes confiar en un número muy reducido de personas, las cuales puedes contar con los dedos de una mano. - no le encontraba mucho sentido a estas palabras de Tyler, no sabía a que se refería- Y recuerda algo muy importante, sé que ya no sabes nada de él, pero yo sí. Y si hay algo que sé es que no va a volver, pero si alguna vez necesitas algo, búscalo. En él si puedes confiar. Hazme caso- Tyler sabía que lo había pasado mal, que no quería volver a escuchar su nombre.- Eva, dentro de poco todo cambiará, sé que lo has pasado mal, pero tú eres fuerte.

- Oye Tyler, ¿de que va todo esto?

- De nada, no va de nada. Solo quería decírtelo. Voy a estar un tiempo fuera y solo quería que estuvieras lista para todo lo que vendrá. - miró su reloj- Debo irme ya.- se giró para irse. - Por cierto, era María, la chica del bar, es del pueblo. La conociste en la fiesta.

Entré en casa muy desconcertada. No entendía por qué Tyler me había contado todo ese rollo.

Después de estar tanto tiempo sin pensar en él,otra vez estaba en mi mente. Abraham, alias el innombrable, volvía a estar junto a mí.

Pasé por delante del salón, mamá se había quedado dormida en el sofá. Últimamente había estado trabajando mucho y apenas había tenido tiempo para descansar.

Subí a mi habitación intentando no hacer ruido. Justamente antes de entrar a ella, miré a la puerta que había enfrente. Antes era la habitación de Abraham. Ahora solo acumulaba ropa y polvo. 

Lancé los zapatos a alguna esquina de la habitación, me quité la ropa,me puse mi pijama y me tiré en la cama.

Empecé a pensar en esas palabras. Nunca nadie dice nada sin ocultar algo.


The Eva's ProblemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora