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CAPÍTULO 32:

Me levanté sin ese dolor de cabeza con el que me quedé dormida por la noche.

Como todos los días, miré el reloj y tan solo tenía unos veinte minutos para llegar a tiempo a clase.

Así que empecé a prepararme lo más rápido que pude y

ya en la cocina cogí lo primero que pillé de la encimera.

Le dí un beso a papá y otro a mamá. Era una costumbre que tenía antes de salir a cualquier lugar. Nunca se sabe cuando volverás a ver a las personas más importantes de tu vida, por lo tanto hay que cuidarlas siempre y decirle que las amas todas las veces que puedas. Es importante.

Estaba entrando al instituto y en la puerta estaban todos los que antes eran mis amigos. Estaba Zac morreándose con Natalie. En el fondo me alegré por ellos. Hacían buena pareja.

- ¿Qué miras?- me preguntó Zac.

- Nada, no miro nada.

-Lo que pasa es que tiene envidia de nuestra relación- le contestó Natalie- Como su querido guardaespaldas la ha dejado, no tiene a nadie. -Iba a contestarle, pero ¿merecía la pena?- ¿Qué Eva te ha comido la lengua el gato?

- No, lo primero, ella no necesita un tío que la proteja, ella puede solita- Kora me estaba defendiendo- y lo segundo ella no está sola. Me tiene a mí, una amiga de verdad, no como tú. Y ahora nos vamos a ir porque pasamos de escuchar tu repelente voz y la carra de perro de tu novio. Vamos- me dijo.

Kora en vez de tirar de mí hacia clase. Tiró hacia los aparcamientos de los alumnos.

- Espera- paré - ¿dónde vamos?

- A tomar un helado- dijo como si fuera obvio. -¿ Qué? Me apetece uno, siempre que discuto quiero helado,en realidad, siempre quiero comer helado, pero no me dejan.

Sin nada más que decir me subí en su coche. Encendió la radio y empezó a sonar un canción que mi madre me cantaba cuando era pequeña. Solía relajarme escucharla cantar mientras trabajaba en su despacho.

-¿ Por qué ríes?

- Esta canción me recuerda a mí madre. Siempre la cantaba.

- Mi madre amaba a este grupo. Decía que nunca habría un grupo mejor que ese. Ahora yo solo escucho sus canciones. Es como si ella estuviera otra vez aquí conmigo.

- ¿ Tu madre está...?

-Sí- me cortó.

-Yo lo siento mucho.

-Pasó hace bastante tiempo.

Llegamos al centro comercial y después de diez minutos dando vueltas por todo el aparcamiento, encontramos un lugar donde dejar el coche.

Entramos y lo primero que me vino a los oídos es esa música odiosa de tienda que te desespera. Seguí a Kora hasta la heladería de la segunda planta, justo la que estaba al lado de la tienda de juguetes y de la cafetería Dado.

Nos sentamos en las mesas exteriores. Al rato salió un chico a tomarnos nota.

- ¿Qué desean? - nos preguntó. Esa voz. La reconocí al momento.

- A ti, te deseo a ti-le dije. Kora me miró raro.

- ¿Eva?-asentí.

- ¡Qué pasa pequeño unicornio! - me levanté y le dí un gran abrazo.

- Princesa,¡hace tanto que no nos vemos!

- Muchísimo. Por cierto- señalé a Kora- ella es Kora, una amiga.

-Encantado de conocerte. Yo soy Logan, un unicornio.

-Siempre tan tú.

- Por supuesto, eso es lo esencial. Y dime, ¿qué tal con el chico de los tatuajes?

-Me dejó.

- ¿Qué? ¿Dónde está ese idiota? ¿Cómo te ha podido dejar? Pero si tú eres una persona maravillosa.

Logan fue a por nuestros helados y le dijo al jefe, que era su novio, que le tocaba el descanso. Así que se sentó con nosotras y les conté que había pasado con Abraham y como estaba.

Ahora mismo ellos dos son la únicas personas, junto a Tyler, que son mis amigos y no me han dejado de lado.

The Eva's ProblemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora