CAPÍTULO 52: PARTE 2

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POV ABRAHAM

-Está muy buena- contestó.- ¿Cómo conociste este lugar? – preguntó. La situación estaba más calmada y poco a poco nos fuimos relajando.

-Cuando mis padres me dijeron que nos íbamos a mudar, me escapé de casa y llegué hasta este lugar. Pero no llevaba dinero y me quedé en la puerta. – empecé a contarle – Estaba muy enfadado, no podía creer que mis padres me fueran a llevar lejos de ti y de todo lo que me importaba en esta vida. – proseguí – Lina, por aquel entonces, era una mujer joven y apenas estaba aprendiendo a llevar el negocio, su padre acababa de fallecer. 

Ella me vio y en vez de pasar de mi, como hicieron todos, se sentó a mi lado en la acera. Creo que recordaré toda mi vida aquellas palabras que dijo cuando intenté limpiarme las lágrimas: “Llora,cariño, llora. – comenzó a decir- Una vez mi padre me dijo que llorando se van las penas. Que hay veces en las que es mejor dejar salir todo lo que tenemos dentro y que si conseguimos hacerlo, seremos valientes. Así que libérate de lo que te preocupa y sé feliz” .

Después me invitó a estas galletas. A pesar de no tener nada para pagarle, me sirvió un verdadero desayuno. Viene a desayunar aquí durante toda la semana. Y después me mudé. Pero siempre que he venido a la ciudad, he pasado por la cafetería. Es un lugar importante para mí.- Mariposa me escuchaba atentamente. Realmente parecía tener interés en lo que le decía.

Como siempre, antes de irme, entré a la cocina para despedirme de mi segunda madre. Y justo como recordaba a Lina, la vi. Llevaba su característico delantal de color amarillo neón. Nunca podría entender como podía llevar algo tan llamativo. Su pelo estaba recogido con una malla del mismo color que lo anterior.

La cocina olía a galletas recién horneadas. Había harina por todas las encimeras e incluso en Lina.  Tuve que hacer un pequeño ruido para que sintiera mi presencia. Y fue darse la vuelta y verla con esa magnífica sonrisa tan característica.

-Mi niño- dijo.- ¡Cuánto te he echado de menos!

-Y yo a tus galletas – reí – Pero a ti más.

Lina me acompañó hasta el salón de la cafetería, donde me esperaba Mariposa. Mediante un leve movimiento de cabeza le señalé a Eva. Ella solo guiñó.

- Vaya, vaya- dijo riéndose.- Ahora entiendo todo.

- Te lo dije- contesté- Es especial.

- Se ve.- Mariposa se acercó nosotros lentamente. - Hola- dijo rápidamente Lina-  Tú debes ser Eva, alias, Mariposa,¿no?- Ella asintió.- Encantada de conocerte, es un placer poder tener delante a la chica que ñe quita los suspiros a este pequeñín .- Eva río por el monte que tenía Lina hacia mi persona. Era paradójico que me llamara así cuando medía mucho más que ella.

- Gracias- le contestó- Supongo que eres Lina, ¿verdad?

- Exacto.

- Realmente están riquísimas las galletas. Me han encantado.

- Gracias, es la receta familiar.

-¡Vaya! Yo soy el único de la familia que no la sabe- dije. Hacia años que había intento que Lina me enseñara la  receta y no había manera de convencerla. Ni siquiera cuando la intenté sobornar. Le dije que a cambio de la receta le limpiaría la cocina entera. Pero no funcionó. 

- Hagámos algo- dijo- Si me ayudáis con la recaudación de dinero para el refugio de animales, a cambio yo os enseñaré a hacerlas. Pero debéis prometer que no le mostrareis la receta a nadie más.

- De acuerdo- dije sin pensarlo.

- Debéis aceptar los dos- contestó.

- Lo siento- dijo Mariposa- pero no creo que pueda.

- ¡Oh, venga! Tú amas los animales- dije intentando convencerla- Además, es por una buena causa. Solo te pido que hagas esos por esos pobres animales y también por mi, por nosotros. - Mariposa estuvo un rato pensándolo, pero finalmente aceptó.

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Siento que sea tan corto. El domingo no pude publicar el capítulo y por ello lo he publicado hoy.

Este corresponde a la segunda parte del anterior.

Gracias por leerla :)

The Eva's ProblemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora