3. No es no

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- Venga-  repitió.

-No.- miraba al rededor, pero no pasaba nadie.

-  Tanto tú  como yo, sabemos que al final vas a venir conmigo.

-Ni en tus mejores  sueños.- le respondí.

- Eso ya lo veremos-dijo- No entiendo como os gusta haceros la difíciles.

Lo ignore una vez más, pero este no se daba por vencido.  Atravesó  el coche y tuve que retroceder unos pasos.  Medí  mis posibilidades de correr, pero eras nulas.

- Ahora no te ves tan valiente.- dijo el hombre.

En mi cara se podía reflejar el terror que sentía en ese momento. En tan sólo dos pasos se puso a centímetros de mi cuerpo. Me cogió de la mano y me llevó  hasta la puerta de su coche. Intenté  gritar, pero con una mano me tapaba la boca.

-  Yo que tu no metería en el coche a esa chica.- reconocí esa voz al instante. El hombre se giró  y encaró.

- ¿ Por qué ?- río el idiota.

- Porque lo digo yo.- dijo Abraham simplemente. El hombre volvió a reír.

- Porque un niñato me lo diga, no es razón para que no me divierta.

-Digamos que no soy un niñato cualquiera.- dijo.

-¿ Así ? ¿Quién eres ? El hijo del presidente o algo por el estilo.

- Digamos que ese tatuaje que tienes en el cuello es un diseño mio.- el hombre se puso blanco y me soltó de repente.

-Yo..lo..siento...no..pasar..verdad- el hombre no era capaz de decir nada que tuviese sentido.

Y lo peor de todo es que aún no entendía que demonios estaba pasando aquí.

El hombre se subió en su coche y se fue rápidamente de este lugar.

-¿ Qué acaba de pasar ? - pregunté.

-Te salvé, mariposa.- dijo.

-No entiendo nada- me dije a mi misma.

-No tienes porque entenderlo.- susurró.

- Yo....

-Vamos, tus padres se van a preocupar.

Sin decir una palabra más me subi a su moto después de jurar que no lo volvería a hacer.

Al llegar a casa comprobé que tenía varias llamadas perdidas de Zac. Le llamé  y al primer tono contestó.

- ¡ Estás loca ! ¿ Por qué no me coges el teléfono?

- Tranquilo, no tienes que gritar.

-¡ No vuelvas a hacer eso !

-¡ Qué  no me grites imbécil ! ¡ Se acabó! ¡ No aguanto esto más! - y colgué. No quiera escuchar sus gilipolleces. Las lágrimas descendieron por mis mejillas. Me di cuenta de que Abraham me estaba mirando fijamente. Abrió la boca para decir algo, pero antes de ello subí las escaleras corriendo hacia mi habitación.

Entre el baño, de mi habitación, y deje la bañera llenarse. Vertí algunas sales, encendí de la radio y entré  en mi refugio.

Siempre que me pasaba algo o me encontraba mal, hacia eso. Era mi forma de relajación. Empecé a tararear la canción que sonaba en la radio. Y así me tire al menos un gran periodo de tiempo.

Tocaron a la puerta del baño y después se escucho  hablar.

- ¿ Cariño? ¿Estás bien ?- preguntó.

-Si, no te preocupes.

- ¿ Vas a cenar ?

-No tengo ganas, me iré a dormir directamente.

-De acuerdo.

Después de esto se escucho la puerta de mi habitación  cerrarse.

The Eva's ProblemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora