Berrinche

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Sólo queríamos ver a Júpiter en posición—se excusó el rubio cenizo mientras se sobaba la cabeza después de tantos zapes que recibía de su hermano.

¿Y para que un bate?—esta vez le preguntó al azabache.

Por si un ladrón se acercaba—dijo mientras se encogía de hombros mirando a su amigo de manera tranquila—Claro que no íbamos a asaltar una tienda

Daiki no pudo evitar soltar una risa, realmente le empezaba a caer bien Daigo, sin duda le sería de gran ayuda para ver el comportamiento del peli-verde.
El rubio suspiro con resignación, no esperaba que ese par se llevara tan bien, sólo quería que su hermano no se empezara a juntar con Rantaro, pues pasarían de un dúo a trío. El cual contaría con el bate de Daigo, los planes raros de Rantaro y lo que sea que Daiki tuviera, pues hace tiempo que no interactuaba con él.

Salió de la habitación del mayor y se fue en dirección al suyo, no sin antes pasar al de Kaori, pues desde la noche anterior había estado muy callada y muy aislada.
Tocó la puerta y entró al escuchar su voz del otro lado, se acerco a ella y se sentó en una esquina de la cama.

Has estado muy rara últimamente—miró a la chica de cabellos mostazas—¿Sucede algo?

No—susurró esbozando una pequeña sonrisa—Sólo recordaba

¿Qué cosa?—preguntó nuevamente con algo de preocupación.

Nada importante

Se quedaron hablando un rato más, en el que ambos terminaron pasando un rato demasiado agradable.
Después se retiró para poder darle su espacio a Kaori, pues aún se veía algo pensativa.

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Se habían juntado todos en un sólo lugar porque había alguien que quería conocer mejor a los amigos del oji-azul.
Daiki miraba fijamente a cada uno de ellos, a excepción de Daigo y Hoji, pues con ellos se llevaba de maravilla.

Ya me habían hablado de ti—habló rompiendo el silencio que se había formado en el momento que se puso a analizarlos—Tu eres Rantaro Kiyama, ¿O me equivocó?

El nombrado negó con la cabeza, dándole a entender que no se equivocaba.
El de cabellos cenizos sonrió de oreja a oreja, se acerco a Rantaro y le dio una palmada en la espalda.

Deberías ser parte de mi equipo con Daigo

¿En serio?—preguntó con los ojos iluminados, aunque el peli-azul aún seguía enojado sabía que lo mejor era dejarlo resolver el asunto porque ni siquiera sabía lo que le había hecho—¡De acuerdo!

¡Ahora te vas a ir como si nada ha pasado!—gritó el de cabellos puntiagudos con indignación—¡Primero mi pan y luego me vas a dejar!

Así que por e...

¡VISTO!—le refutó con molestia apartando la mirada y cruzándose de brazos.

Rantaro se llevó una mano a la cabeza, pensaba que su amigo estaba molesto por otra cosa, no por haberse comido su pan. Pronto se lo recompensaría, pero por el momento quería llevarse bien con el hermano del oji-azul.

En lo que todos ustedes se llevan bien y los dos resuelven su rara pelea, yo iré a donde sea con Silas—musitó Wakiya mientras se alejaba con el peli-verde—Sin bates, por favor

¿Por Qué Te Amo Tanto? ||Siswaki||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora