¿Por Qué Te Amo Tanto? ||Siswaki||

Día

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Había ocupado parte de la mañana para aclarar las cosas, Daiki tenía razón »Como siempre«, pensó.
Sentía que había sido grosero por pasar más tiempo con Silas que con su hermano.

Se levantó de donde estaba sentado, iría a buscar al de cabellos cenizos para disculparse, pero no había rastro de él.
Buscó por cada parte del lugar, a la única persona que encontró fue a Eiji.
—¿Pasa algo?—preguntó de manera fría sin dirigirle la mirada.

—No—susurró el rubio a punto de cerrar la puerta de aquel cuarto.

—No te ves bien—continuó el peli-rojo dándole un sorbo a lo que sea que estuviera bebiendo, el oji-azul lo miró mal al pensar que el mayor se refería a su forma de vestir—¿Te molesta que tu hermano haya vuelto?—

Lo miró extrañado, estaba confundido, ¿Por qué se estaba comportando así tan de repente? Quizás se había golpeado muy fuerte la cabeza al despertar y por eso estaba actuando de esa forma o tal vez estaba teniendo una pesadilla porque lo último que quería era soñar con el de ojos ámbar.

—Es sólo que llevo tiempo sin verlo y su forma de ser es muy extraña—confesó el chico bajando la mirada.

—Acaba de regresar, creo que lo mejor es dejarlo que se adapte mejor al ambiente de las cosas—parpadeó mil veces, se pellizcó para asegurarse de que eso realmente no era un sueño. Eiji abrió la boca para volver a hablar, pero el sonido de la puerta principal abrirse hizo que nuevamente volviera a ser como es—Finge que esta conversación no ha pasado, luego veré cuando hay tiempo para volver a hablar de esto—

¿Acaso debía ganarse su confianza para hablar de manera tranquila? Salió del cuarto y se dirigió al piso de abajo para ver quien había llegado.
Era Daiki, se le veía muy alegre, se acercó a él para saludarlo, pero paró en seco y trató de esconderse lo más rápido que pudo al escuchar que estaba hablando por el teléfono.
No era por ser chismoso ni nada, sino que le daba algo de curiosidad la conversación que sostenía con la persona que estaba del otro lado de la línea.

—Espera, creo que no estoy solo—musitó el rubio cenizo, se aparto el celular de su oído y miro a varias direcciones—¿Hay alguien aquí?—

Sintió como se iba acercando poco a poco a su escondite, debía irse lo más rápido posible a su cuarto o cualquier otro lado, pero lo que lo volvía difícil era Daiki; quien sólo se la pasaba merodeando por ahí.
Suspiró un poco llenándose de valor, se asomó para ver si el otro chico de ojos azulados seguía cerca. Salió de donde se estaba ocultando y fingió que estaba saliendo del comedor.

—¿Cuándo llegaste?—preguntó Wakiya tratando de comportarse como si nada hubiera pasado.

—Hace unos minutos—respondió el contrario mientras agarraba la chaqueta que hace unos momentos había dejado en el sillón—Sólo venía por esto, ¡Nos vemos al rato!—