Un Segundo Ataque De Celos

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¡Está muerto!—gritó Daiki mientras movía el cuerpo de Rantaro de un lado a otro.

Era una especie de "nueva rutina" para aquel rubio, había recibido otra paliza de parte del peli-verde. Diría que no le había parecido extraña la idea que había tenido.
Varias veces intento matarlo, pero al parecer había conseguido asestarle el golpe de gracia para que así entendiera que puede morir.

Todos se acercaron al cuerpo del rubio, que yacía en el suelo sin reaccionar a los picoteos que Valt le daba en el brazo con una ramita.
«Y ahí se fue mi mejor amigo TuT» pensó el peli-azul, haciéndose bolita en su rincón emo.

Creo que ahora si se nos murió—susurró Daigo agarrado su bate para darle un golpe a Silas por lo que hizo.

Es... Estoy v-vivo—musitó Rantaro lo más rápido que pudo para evitar que alguien de verdad se muriera.

¡Está vivo!—gritó el de orbes cafés mientras corría hacia su amigo en un intento de lanzarse a darle un abrazo.

Rantaro dejó escapar un quejido de dolor al sentir como caía el menor encima de él.
Quizás Silas se había salvado de un buen golpe, pero eso no quería decir que el azabache no estaría alerta de todo lo que hiciese.

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Sentía culpa y celos, de nuevo Wakiya se estaba encargando de cuidar al rubio. Decía que estaría al pendiente de todo lo que Rantaro necesitara, debido a que no se podía mover por la paliza que recibió en la mañana.
Suspiró con desesperación, golpeó la pared tratando de contener su enojo y salió para despejarse un poco.

No le agradaba que ese par estuviera junto, era algo que siempre le había molestado. ¿Quién se supone que salía con Wakiya? ¿Él o Rantaro? Negó con la cabeza, debía alejar esos pensamientos y posibles malentendidos de su cabeza. No quería que las cosas se pusieran mal. No de nuevo.

Inspira... Espira—susurró para sí mismo al recordar las palabras que había leído de un nuevo juego que el peli-azul había comprado y de igual modo lo invitó a jugar.

Claro que esta vez no había perdido, pues estaban en modo cooperativo; además de que esas cosas no le llamaban la atención.
Sonrió un poco al sentirse mejor, sentía que con decir esas dos palabras todos rastro de celos e ira se habían esfumado.

Se dirigió a la habitación del rubio y del de cabellos puntiagudos para asegurarse de que su Wakiya se encontraba bien.
Abrió la puerta sin siquiera tocar o pedir permiso, sólo pudo apreciar la presencia de Rantaro y Valt, por lo que supuso que el oji-azul había salido a algún lado.

¿Qué es lo que pretendes?—preguntó fríamente mientras lo miraba con cierta indiferencia—Digo, como para que te estés lastimando a cada rato

¡Lo !—respondió con emoción y un brillo muy notorio comenzaba a aparecer en sus ojos—¡Valt y yo comenzamos a creer que es una especie de maldición! ¿No es genial?

Chasqueo la lengua con molestia, dándole a entender que eso no le interesaba. El contrario lo miró con curiosidad al no entender a lo que se refería, giró su cabeza para ver a su amigo; quien se encogió de hombros al no saber lo que Silas quería decir.
Ambos chicos negaron con la cabeza y al momento se echaron a reír.

¿Por Qué Te Amo Tanto? ||Siswaki||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora