Aitana
Había perdido la noción del tiempo. Las últimas horas las había medido en función del volumen de lágrimas que mis ojos eran capaces de producir y ya hacía bastante que había perdido la cuenta.
En cuanto salimos del local le pedí a Gloria que me llevase al hotel, ella se ofreció a quedarse conmigo pero me negué. Necesitaba estar sola para tratar de entender una situación que me parecía completamente inverosímil. Si no fuera por los tirones de pelo que me pegué fruto de la desesperación y que me aseguraban que se trataba de una vivencia real, habría pensado que esta era la peor pesadilla que mis 19 años de vida habían presenciado.
Cuando la luz del Sol ya empezaba a asomar, unos insistentes golpes en la puerta me obligaron a cortar el llanto por unos segundos. Llanto que volvió a ser catarata en el momento en que Amaia apareció ante mí cargada con una caja de pañuelos y una bolsa de chucherías. Sin dudarlo, me lancé a sus brazos sin importarme que el cuello de su blusa acabase más húmedo que si hubiese salido a la calle sin paraguas en pleno temporal.
En cuanto mis fuerzas me permitieron separarme de ella y adentrarnos en la habitación, le pregunté por qué había venido, temiendo la respuesta. Su sonrisa compasiva y su posterior caricia sobre mi mejilla confirmaron mis temores.
Por todos es sabido que Amaia y las redes sociales son una relación imposible. No le importaban y ella era feliz desconectada; incluso a veces perdía el móvil durante días y no se daba ni cuenta. Pero Alfred sí que estaba pendiente de este mundo y, en cuanto vio las noticias empezar a rular por todo Internet supo que la necesitaba.
-Cuéntame que ha pasado- dice con la voz más dulce del mundo a la vez que su mano roza de arriba abajo por mi espalda.
Pasan varios minutos hasta que consigo controlar el hipo y mi respiración agitada me permite responder.
Le explico lo que mi mente nublada recuerda de anoche, intentando buscar una justificación, algo que me permita atar cabos de una situación que aún se me escapa.
-¿Qué han publicado de ayer?- le pregunto nerviosa, sabiendo que si ha venido a por mí ha debido de ser importante.
-Aiti- dice sujetando mi rostro entre sus manos para obligarme a levantar la vista del suelo.
-Amaia por favor, dímelo todo, lo que sea- ruego con mis ojos volviendo a inundarse de agua.
-A ver, lo que los artículos de ayer contaban era que os habían visto juntos el fin de semana pero luego a él lo habían visto mal y, eso sumado a la letra de la canción, daba como resultado una historia en la que tú jugabas con él cuando te interesaba pero luego lo dejabas de lado y dedujeron que tu presencia ayer era una provocación.
-Sabes que yo no soy así, eso es mentira- exclamo levantándome de un salto y empezando a dar vueltas por la habitación.
-Claro que lo sé, y también sé que la prensa miente más que habla pero...-
-¿Pero?- repito pidiendo que continúe, parando en seco mis pasos.
-Ha dado una entrevista, salía en portada mañana pero con tus fotos de ayer y demás han adelantado la tirada a hoy- responde pidiéndome perdón con la mirada, como si ella tuviera culpa de algo... -Se ha montado una película victimizándose, diciendo que todo este tiempo ha estado muy pillado por ti pero que no era correspondido de la misma forma y, de paso, se ha hecho una promo millonaria del single...¡y parecía tonto cuando lo compramos!- remata, y es cuando mis rodillas ceden y me dejo caer a plomo contra el suelo.
¿Sabes ese momento en que tu cabeza hace click y, al mirar para atrás, te sientes la más gilipollas del mundo?
Pues esa era yo en ese instante; con Amaia abrazándome en el suelo y un manto blanco de pañuelos a mi alrededor que, de lejos, pasaría por el decorado de Frozen.
Ahora lo entendía, ahora sabía que Amaia y el resto de mis compañeros lo habían visto venir y que yo había sido una idiota por jugar a hacerme la adulta y no escucharles.
-Tenías razón- balbuceo aún contra su pelo.
-Shhh... no le des más vueltas- susurra acariciando mi cabello.
Pero no lo puedo evitar y, ahora que las piezas empezaban a encajar, broto.
-¡Es que ahora lo entiendo todo, me ha utilizado todo este tiempo!- grito exasperada dando una patada a los kleenex que me encuentro en mi camino- Estaba claro, necesitaba fama para llamar la atención de las discográficas cuando su programa se canceló y me vio como una tonta a la que manejar, y acertó de pleno- confirmo resignada.
-¡Qué casualidad que nos pillaran los papparazzis juntos de viaje! A partir de ese momento todo el mundo hablaba de él y cuando las aguas se calmaron me vino con la excusa de la presión mediática... sí claro- digo indignada frotando mis manos por mi cara- ¡éste vio que la intensidad del foco bajaba y cambió de bombilla! ¡Dios, cómo he podido ser tan imbécil!- digo tan desesperada que incluso a Amaia se le escapa la risa.
-Y es más- continúo- estoy segura de que las fotos de estos días son cosa de él. Por eso estaba tan insistente en que fuera a la presentación... ¡para que estuvieran todos los medios y vieran el show en primera fila!-
-Ya está, ya está- dice mi amiga sujetándome las manos e intentando bajarme las revoluciones. –El pasado no se puede cambiar y entrar en su juego es misión suicida pero Alfred me ha dicho que en estos casos la discográfica suele mandar un comunicado para zanjarlo y listo, tú por eso no te preocupes; lo importante es que tú eres Aitana Ocaña y que no va a haber garrapatas suficientes en el mundo que te hundan, eso te lo aseguro yo- recalca Amaia logrando sacarme una tímida sonrisa.
-¿Qué quieres hacer?, ¿vemos una peli o prefieres salir a tomar el aire?- me pregunta abriendo las cortinas, intentando sacarme del bucle en el que llevo horas metida.
-¡¡Oh no!!- exclamo llevando las manos sobre mi cabeza- mierda, mierda ¿qué hora es?- pregunto levantando mantas y cojines en busca de mi móvil.
-Algo más de las 10, ¿por qué?-
-No, no, no...- balbuceo mientras me lanzo de cabeza a la maleta y empiezo a revolver las prendas en busca de algo que ponerme.- Hoy tenía el último ensayo antes del general, y llego tarde.-
Otra vez.
-¿Vas a ir? Puedo hablar con Joe y decirle que no te encuentras bien, seguro que lo entienden- dice mi amiga arrodillándose a mi lado.
-Sí que voy a ir- digo segura levantándome con la ropa elegida en la mano- "porque soy Aitana Ocaña y no hay garrapata que me hunda", ¿no era así?- digo repitiendo la frase de mi amiga con una amarga sonrisa camino del baño.
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Bueno, pues ahora sí que se aproxima el final de los ensayos y... ¡comienza la gira!
¿Qué pasará en esta nueva etapa?
Mil gracias por estar ahí.
Nos leemos pronto.
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Jamás, en tu vida
FanfictionÉl, un concursante de Operación Triunfo venido a menos. Ella, una concursante de Operación Triunfo venida a más. El destino, o el dinero, decide juntarlos en el mismo tiempo y espacio. ¿Saldrá bien?