Aitana
En cuanto nos indican que la reunión ha terminado no tardo ni dos segundos en levantarme y salir pitando de allí.
¿Pero este tío quién se ha pensado que es? Aún encima que me toca cantar con el máximo who, va el muy idiota y se las da de digno diciendo que no sabe quién soy yo.-Mis pensamientos, llevados por la rabia, se me agolpan en la cabeza mientras mi dedo índice está a punto de agujerear el botón del ascensor a base de pulsarlo unas mil veces esperando a que, de una vez, llegue hasta mi planta.
Una mano suave interrumpe mi acción cuando sujeta la mía y trata de calmarme. Me basta mirar hacia la derecha, por encima de mi hombro, para ver de quién se trata.
Amaia.
Mi Amaia.
-Aiti, ¿estás bien?- me pregunta elevando ligeramente la comisura izquierda de su boca.
-Sí, no es nada. Sólo quiero llegar al hotel y dormir- respondo colocando mi flequillo, que se había movido medio centímetro de su posición habitual.
No hay respuesta verbal por su parte; simplemente clava sus ojos oscuros en los míos y yo no soy capaz de aguantarle la mirada. Eso le es suficiente para pasar su brazo por encima de mis hombros y adentrarnos en el ascensor pulsando el botón necesario para que nos lleve a la planta baja.
Al salir, los últimos rayos de Sol de la tarde dibujan un cielo anaranjado que, sin rastro alguno de nubes, me brinda la sensación de calma necesaria para atreverme a romper el silencio que nos invade y preguntar:
-¿A dónde estamos yendo?-
-Al primer sitio de comida basura que encuentre- responde mi amiga con una sonrisa que hace que sus ojos, poco a poco, se escondan tras sus párpados.
Así era Amaia, un desastre el 99% del tiempo, incluso a veces no era capaz ni de acordarse de la calle en la que vivía; pero ese 1% restante era suficiente para calarme sin necesidad de palabras, para preocuparse por los demás más que por ella misma y para saber que, si quería sonsacarme algo, necesitaría comida como requisito indispensable.
Y ahí estábamos las dos, una enfrente de la otra, engullendo patatas como si no hubiese un mañana y con una corona de cartón adornando nuestras cabezas. Sacando nuestro lado más infantil. Permitiéndonos ser la Aitana y la Amaia de 19 años, despreocupadas, que se perdieron por el camino cuando decidimos entrar a la Academia y que sólo aparecían fugazmente cuando nos juntábamos las dos, sin artificios ni nada que enturbiase nuestra burbuja.
-¿Me lo vas a contar ya?- me inquiere apuntándome con una patata frita llena de ketchup sujetada entre sus dedos como si de una catapulta se tratase.
-No hay nada que contar- digo encogiéndome de hombros en mi silla- ya lo sabes, todo esto de la gira me parece una estupidez.
Asiente y estira su mano para acariciar la mía sobre la mesa antes de añadir:
-Ya, a mí tampoco me apetece pero piénsalo de otra manera: vamos a poder pasar muchos meses juntas, va a ser casi como volver a la Academia- dice poniéndome ojitos.- Y además, cuando acabe, mandamos todo a paseo y nos vamos de vacaciones, que nos las merecemos que no hemos parado desde que salimos; ¿qué te parece?- remata abriendo mucho los ojos y esperando ansiosa mi respuesta.
-Me voy a Lationamérica- digo con la cabeza gacha y un tono de voz inaudible.
-¿Qué?-
-Que me voy a Latinoamérica en cuanto acabe la gira.- repito alzando levemente mi mirada.
-¡PERO ESO ES GENIAL!- grita mi amiga levantándose del asiento con las manos sobre su frente. -Sabía que lo conseguirías, estoy muy orgullosa de tí.- dice rompiéndome por dentro con sus palabras mientras se acerca a mí y me abraza.
Una lágrima furtiva se rebela contra mis intentos de mantenerme estoica y resbala por mi rostro, despareciendo tras franquear mi barbilla.
-Ey, ¿por qué lloras?- me susurra de la forma más dulce posible.
Cierro los ojos y suspiro.
Venga.
"Sabía que lo conseguirías, estoy muy orgullosa de tí", sus palabras no dejan de retumbar en mi cabeza, encogiéndome el pecho.
Y miento.
-Jo, es que os voy a echar mucho de menos- balbuceo de forma infantil, formando un puchero con mis labios.
-Anda, boba, pero si aún falta un montón para eso- trata de animarme- y además, seguro que después de tantos conciertos vas a estar deseando perdernos de vista- dice riendo.
-Seguro- respondo tratando de desviar el tema- no creo que pueda soportar a Alfred explicándome por millonésima vez su teoría de que Michael Jackson sigue vivo y que controla el mundo de la música en secreto pero dejando mensajes subliminales- explico tratando de no atragantarme con mi risa.
-Bua es verdad, es un poco intenso- reconoce divertida.
-Sí, pero es nuestro intenso- afirmo con la mano en el pecho en señal de orgullo.
-Y hablando de intensos...- remarca elevando su mentón y conteniendo una risa que se le acaba escapando- te han puesto con Cepeda.
-Mira cállate, no puedo tener peor suerte en la vida- digo cruzándome de brazos- ¿has visto la chulería que se trae?, pero si cuando vino de visita a OT ya nadie se acordaba de él...
-No sé, a mí nunca me cayó muy allá pero la canción que nos cantó allí no estaba mal...
-Uy sí, el rollito de cantautor atormentado y solitario... ¡anda que no está visto ya!- replico mostrando mi rechazo. -No aporta nada nuevo, no sé para qué lo quieren en la gira...
Mi amiga se limita levantar las palmas de sus manos en señal de desconocimiento y yo me vengo arriba y añado:
-¡Ah sí, ya sé para qué: para amargarme la existencia!- grito con una risa histriónica que hace que los comensales de las mesas de al lado se giren a mirarnos y nosotras no seamos capaces de parar.
-Oye, ¿y tú crees que es verdad?- me pregunta mi amiga secándose las lágrimas de los ojos con sus dedos cuando su respiración acelerada le permite volver a hablar.
-¿El qué?-
-Lo de Miriam y él. Si hubo algo entre ellos en la Academia-
-Pues no sé- respondo- no le presté mucha atención a su edición, me aburrían bastante. Pero ella ayer le agarró varias veces del brazo-.
-Sí, sí- me interrumpe Amaia. -Yo también me fijé. Igual le podemos vender la exclusiva a la prensa y nos sacamos un dinerito para hacer un viaje cuando vuelvas- dice pilla escondiendo su boca tras sus manos. -Tú estate atenta- me exige. ¿Por cierto, cuando empiezas los ensayos?-
-El domingo tengo toda la tarde ensayos de "Lo malo", que como el escenario es grande vamos a hacer unos cuantos cambios en la coreo.- ella asiente expectante. –Y el lunes tengo el primer ensayo con el atormentado- digo entre risas.
-El lunes empieza mi calvario...- remato.
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Jamás, en tu vida
FanficÉl, un concursante de Operación Triunfo venido a menos. Ella, una concursante de Operación Triunfo venida a más. El destino, o el dinero, decide juntarlos en el mismo tiempo y espacio. ¿Saldrá bien?