Me encontraba en una celda vacía, tratando de tomar una pequeña siesta dado que había estado despierto toda la noche. Pero mi mente iba a mil por hora y se me dificultada conciliar el sueño. Continuaba ensayando lo que iba a decir una vez que Hernández finalmente viniera a recogerme.
Habían vaciado mis bolsillos dentro de contenedores de evidencia, me tomaron mis huellas digitales y un oficial se dirigía a revisar mi auto. No soy tonto. Sabía que la evidencia apuntaría a la policía a tres conclusiones.
Uno, que estuve en el hogar de David recientemente. Después de todo, la información en la memoria USB que contenía los mensajes entre David y su cómplice había sido actualizada solo un día antes.
Dos, esa memoria los podía hacer creer que yo había secuestrado a Katie.
Y tres, que había robado las posesiones de David, incluyendo información médica confidencial.
Seguía tratando de simular la conversación con Hernández. Esperaba que aconteciera de la misma forma en la que transcurría en mi cabeza.
Fui despertado por un golpeteo ligero en las barras. Mis ojos se entreabrieron y vi a un hombre de traje parado ahí, acompañado por un oficial.
—Hola. Me disculpo por despertarte —dijo tímidamente—. Mi nombre es Terry Jayson, tu defensor público. ¿Podemos hablar?
—Sí, por supuesto —dije, sentándome. El oficial entró y me esposó. Ambos fuimos conducidos a la sala de interrogación en donde había conocido a Hernández por primera vez.
—Confío en que van a apagar las cámaras —le comentó al oficial.
El policía asintió, removiendo mis esposas, y cerró la puerta.
—Puedes llamarme Terry —dijo, acercándose para estrechar mi mano. Nos sentamos el uno frente al otro con la mesa de por medio—. Escuché un poco acerca de tu caso en un resumen del jefe de la estación —mencionó, sacando fólderes de un maletín.
—Es... pues, es largo —admití.
—Eso dicen. Voy a tener que disculparme por adelantado. Es probable que tengas que repetir tu historia muchas veces durante estos procedimientos. Para prevenir esto lo mejor posible, tú y yo nos vamos a sentar y vamos a dejar por escrito tu versión de los eventos. De esa forma, puedes apoyarte en tus declaraciones y tener la certeza de que lo que dices es consistente y exacto. ¿Suena bien?
Tenía sentido, así que asentí.
—Primero, tengo un contrato aquí para que lo firmes, el cual estipula que accedes a permitirme ser tu representante en un proceso judicial.
Empujó un papel y un lápiz por la mesa. Le di un vistazo y firmé en el final. Los tomó de nuevo.
—¿Te gustaría que te llame Zander o por tu apellido? —me preguntó con una sonrisa serena.
—Zander está bien.
—Bueno, Zander. Comencemos a escribir.
Terry se sentó conmigo pacientemente mientras yo escribía cada detalle que podía recordar. Empecé con la conversación del reto que tuve con David y continué toda la cadena de eventos hasta el punto actual. Empezó como una página con recuerdos revueltos y palabras para refrescar mi memoria; luego tomó lentamente la forma de una declaración, que Terry me ayudó a editar para convertirla en una declaración basada en hechos.
—Cuando te pregunten acerca de un recuerdo o suceso, remítelos a este documento.
Trabajamos por una hora, hasta que habló de nuevo.
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Historias de Terror
Horror¿Llegaste buscando historias que te causen miedo? No busques más, estás en el lugar correcto, aquí hay historias de suspenso, terror e incluso gore. ¿Te atreves a entrar?