Victoria, Jack y Christian se miraron con angustia y decidieron bajar al bosque de la mansión con sus hijos para explicárselo todo algo mejor. Eva andaba nerviosa al lado de su hermano, estrechándole con fuerza la mano derecha.
Salieron al jardín de la mansión, iluminado por la luz de la Luna. Los árboles se mecían por el viento y las estrellas apenas se distinguían en el cielo. Entonces Erik no pudo evitar volver a preguntar:
- ¿Podéis responder a mi pregunta? Necesitamos saber qué demonios somos, porque está claro que nosotros tampoco venimos de la Tierra.
Eva le lanzó a su hermano una de sus frías miradas, reprendiéndole por su actitud impaciente.
- No - le contestó su madre algo seria - No venís de la Tierra. Ambos nacísteis en Idhún, al igual que una parte de nosotros... - explicó ella, algo menos angustiada y más calmada. Mostraba una leve y juguetona sonrisa que le extrañó mucho a ambos hermanos.
- ¿Cómo que una parte? - preguntó Eva impaciente.
Entonces fue Erik quien le lanzó una mirada arrogante y graciosa.
- ¿Por qué no os limitáis a observar con atención...? - les regañó Christian mientras se separaba un poco de ellos, al igual que Jack y Victoria.
Eva y Erik permanecieron callados mientras los miraban expectantes. Necesitaban saber quienes eran sus padres realmente, y, por consiguiente, que eran ellos. No tuvieron que esperar mucho para saberlo. Su madre cogió con cariño las manos de Jack y Christian y en cuestión de segundos sus padres se transformaron en tres criaturas totalmente distintas al igual que fascinantes: un dragón, un unicornio y un shek. Los chicos se quedaron boquiabiertos ante aquellas maravillosas criaturas, las cuáles acababan de aparecer en las imágenes que les había mostrado su padre. El unicornio se acercó hasta ellos y les dirigió una juguetona mirada llena de ternura. Eva se fijo en sus ojos oscuros repletos de luz y notó como unas pequeñas lágrimas se acumulaban en sus ojos.
- Esto... - dijo señalando a Christian y a Jack con su cuerno - es lo que somos... Y lo que vosotros sois.
Eva volvió a sentir un impulso que la incitaba a acercarse y tocar al animal, pero sus padres volvieron a ser humanos antes de que ella ni siquiera diese un paso. La chica miró sonriente a sus padres y se giró a ver la cara de su hermano, él cuál se había quedado sin habla.
Victoria le pidió al Alma que los transportara a Limbhad y una vez allí empezaron a contarle a sus hijos con todo detalle su historia y la historia de Idhún. Al terminar, Eva no pudo evitar emocionarse, sintiendo como una lágrima rodaba por su mejilla.
- Es increíble... - dijo la niña impresionada. Estaba sentada en las rodillas de su hermano y mostraba una triste sonrisa. - Lastima que tan bonita historia terminara tan mal... por mi culpa... - hizo una pausa antes de añadir con tristeza - Lo siento...
Victoria, Christian y Jack se miraron un momento, antes de abrazar a su hija, quien no se esperó aquella reacción. Dejó que sus padres la envolviesen entre sus brazos, a pesar de que no le agradaba mucho el contacto físico.
- Cielo, nada de esto es culpa tuya...- le dijo su madre apartándole un mechón de pelo de la cara.
- Escúchame, Lune - le pidió su padre mirándola a los ojos - Tú y tu hermano sois nuestros mayores tesoros... Si nos fuimos de allí fue para que no te hiciesen daño, no porque tú no merezcas vivir allí... - la voz de Christian sonó llena de compresión, calma y dulzura.
Eva asintió y miró a su hermano mayor - Bueno... Será mejor que hagamos las maletas... - murmuró, con pesadez.
Erik asintió y la cogió de la mano, mientras su madre le pedía al Alma ir de vuelta a Madrid.
Los chicos entraron con rapidez en sus habitaciones y empezaron a llenar sus maletas con todo lo que encontraban. Eva cogió ropa como para montar una tienda, pues era muy previsora, y no sabía qué tiempo haría en Idhún exactamente. También metió su bloc de dibujo, un par de libros, varios discos y una foto que tenía en su mesita de noche. En ella aparecía su madre, tumbada en la playa bajo una sombrilla, sosteniéndolos a ella y a Erik en brazos. Tendrían entre dos y cuatro años, y los tres mostraban una enorme sonrisa, idéntica.
El chico, al contrario que su hermana, cogió solo lo imprescindible, pues no le gustaba ir cargando con todo. Echó un par de camisetas, un par de pantalones y otro par de mudas. Entonces corrió al salón y cogió una de las fotos que había sobre la mesa. La guardó en su maleta sin decirle nada a nadie y la cerró. Sus padres tampoco tardaron mucho más en hacer su equipaje y los cinco se mudaron pronto a Limbhad. Cuando regresaron a la Casa de la Frontera sus padres decidieron que al día siguiente viajarían a Idhún, para que pudiesen descansar esta noche antes del viaje.Ahora, Eva y Erik estaban en el que había sido el cuarto de Jack, tumbados en la cama, el uno junto al otro, abrazados, mirando pensativos al techo. Erik jugaba con los mechones de pelo de su hermana, mientras ésta intentaba ordenar sus ideas. Había estado pensado mucho acerca de Idhún, sobre como sería su nueva vida allí, como la recibirían sus habitantes... Pero había una idea que inundaba su mente con constancia, atormentándola.
- Erik... - susurró Eva de pronto, llamando la atención de su hermano, que dejó su pelo tranquilo - ¿Crees que...? Ya sabes... ¿Qué podremos llevarnos bien aún siendo lo que somos...? - había tristeza en la voz de Eva y Erik la abrazó más fuerte sabiendo a lo que se refería su hermana.
Su padre les había contado que los sheks y los dragones se habían odiado desde hacía siglos y Eva no pudo evitar pensar qué pasaría ahora con el vínculo tan estrecho que mantenía con su hermano mayor, al que siempre había querido con locura.
- Eva, mírame... - pidió el chico, llamando la atención de su hermana - Siempre nos hemos llevado bien, siempre nos hemos protegido el uno al otro, y seguiremos haciéndolo, porque me da igual que seas en parte shek... Eres mi hermana y eso es lo que a mí me importa... - la abrazó con fuerza - El vínculo que nos une es más fuerte que el instinto que nos separa... - las palabras de Erik habían dejado en trance a Eva la cual se echó a llorar en sus brazos. Erik le limpió las lágrimas a su hermana y añadió - No llores pequeña, duerme. Mañana tenemos un largo día por delante y tendrás que estar preparada - Erik depositó un beso en la frente de su hermana y en cuestión de minutos dormían abrazados el uno al otro, mientras soñaban con unicornios, sheks y dragones...Hola idhunitas!!!🐉🐍🐉🐍😍💗💞💛💚💙 Gracias por leer la historia y por favor votadla, es un gran apoyo para mí y me anima a seguir escribiendo💓💕
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Memorias de Idhún IV: Orígenes
ФанфикLa historia y los personajes es propiedad de la gran Laura Gallego García, escritora de esta fascinante trilogía. Esto tan solo en un fanfic en su honor, honrando esta increíble historia que tan bien reivindica el amor. La historia es 100% mía. Vict...