17: Anhelados recuerdos

459 35 6
                                    

Erik se había quedado sin fuerzas de tanto bailar. Se tiró sobre su jergón, agotado, cuando Naoi y Uk-Sun entraron en su tienda entre risas.
- Vaya... Pensaba que los dragones teníais más energía - río la chica, echándose a su lado.
- Estoy acostumbrado a otro tipo de bailes - señaló Erik, exhausto.
- Sí, la verdad es que nuestro espíritu activo es nuestro mayor fuerte - contestó Naoi, orgulloso de sus raíces bárbaras.
El muchacho abrió uno a uno los cajones de un pequeño mueble que había en una esquina de la tienda y sacó una cántara que contenía un licor algo extraño. Buscó un vaso dentro del mueble y llenó el recipiente de aquella extraña bebida.
- Ten, bebe esto.
Erik se incorporó y cogió el vaso que Naoi le tendía, sin importarle lo que contuviese, y se bebió el extraño líquido rojizo de un trago. Uk-Sun y Naoi se quedaron mirándolo, atónitos, sin saber muy bien como reaccionar. Erik fue consciente de sus miradas, y, confuso por su actitud, preguntó:
- ¿Qué pasa? ¿Se bebe, no?
- S-sí, es que... - balbuceó Naoi, alucinado.
- La gente corriente no suele aguantar estos licores tan fuertes, y nadie se los bebe de un solo trago - explicó Uk-Sun, risueña - Tendrá algo que ver con que tú no eres una persona corriente...
Erik se volvió a dejar caer sobre su jergón, y Uk-Sun fue consciente de que había metido la pata.
- Lo siento... No quería...
- No te preocupes, no has dicho nada malo. - contestó con una cálida sonrisa - Lo asimilé hace tiempo...
Se irguió de pronto, sobresaltando a Naoi, que tenía la cabeza en las nubes, y se dirigió a la entrada de la pequeña tienda.
- ¿Sabéis a dónde ha ido mi padre? - preguntó, y la cálida luz que provenía del exterior iluminó sus rasgos, perfectos para muchas chicas. - No lo he visto en toda la noche...
- Creo que salió a despejarse un rato. Estará por los alrededores del poblado. - contestó Naoi.
Erik asintió, serio. Salió de la tienda, apartando el trozo de tela que hacía de entrada a la tienda, y se dirigió a buscar a su padre. Entonces Naoi aprovechó para darle un breve empujón en el costado a Uk-Sun.
- Que poco tacto tienes... No has cambiado en todos estos años. - dijo, bebiendose un vaso de aquel líquido rojizo.
- ¿¡Yo!? ¿¡Y qué me dices de tí!? Si ni siquiera eres capaz de afrontar tus sentimientos... - le reprochó, dándole una fuerte colleja.
- ¿Qué has querido decir con eso? - preguntó, frío, mientras se frotaba la sien.
- Sabes perfectamente lo que he querido decir con eso...
Ninguno de los dos volvió a hablar con el otro en toda la noche. Uk-Sun salió pronto de la tienda de Erik para volver a unirse a la fiesta, mientras Naoi daba vueltas por el poblado, pensativo.

Erik se había detenido un momento a observar la enorme y llameante hoguera que relucía en el centro del poblado, donde varias parejas de jóvenes bárbaros bailaban rítmicas e íntimas danzas. Las llamas iluminaban sus ojos castaños, dándole un aspecto fiero y seguro, a la vez que sereno y atractivo. Observaba con detalle cada paso de aquellos bailes tribales, acompañados por el ritmo de los tambores. Al joven dragón le encantaba bailar. Siempre que podía y no había nadie delante, conseguía arrastrar a su hermana hasta el salón de su casa, ponía uno de los discos de su madre, y bailaba con ella cualquier baile. Le daba igual la canción, le daban igual los pasos... Normalmente eran bailes lentos, al compás de algún piano o un violín. Sonrió, recordando la primera vez que había bailado con Eva...

Era sábado por la mañana, y los dos estaban solos en casa. Jack y Victoria habían salido a dar un paseo por Madrid, y Christian estaba en un reunión de trabajo en uno de los edificios más importantes de la ciudad.
Erik estaba aburrido en su habitación, sentado en una silla con su bloc de dibujo sobre la mesa que había junto a la ventana. Despegó la silla de la mesa y empezó a dar vueltas sentado en ella, hasta marearse.
- Me aburro - suspiró el chico, sin saber que hacer.
De pronto empezó a oír una extraña melodía que venía de la habitación de al lado...la de Eva. Cerró el bloc de dibujo, saltó de la silla y abrió la puerta de su cuarto con rapidez. Se plantó frente al cuarto de su hermana, tocó a la puerta y esperó a que abriese. Tras un par de segundos de espera, Eva apareció tras la puerta, todavía adormilada. Abrazó a Erik con desánimo y se dispuso a entrar en su cuarto de nuevo. El chico la agarró del brazo, reteniéndola a su lado, y pudo observar que Eva tenía ojeras.
- ¿Has dormido algo? - preguntó Erik, preocupado.
Eva negó con la cabeza.
- Hacía mucho calor y no pude conciliar el sueño - justificó ella, mientras bostezaba.
- ¿Qué escuchabas?
Eva pareció despertar de pronto. Corrió hasta el interior de su habitación y salió con un disco en las manos. Erik miró el CD, extrañado. Era un disco de música cualquiera. No sabría decir que tipo de música, sólo que en la portada tenía dibujada una serpiente.
- ¿Beyond? - leyó Erik, confuso. Miró a su hermana, risueño - ¿No es uno de los discos de mamá?
Eva asintió con una sonrisa, más despejada que antes.
- Lo he cogido prestado... Por favor no vayas a decirle nada - rogó la chica, cogiéndole el rostro con ambas manos.
Erik suspiró, acostumbrado a las súplicas de su hermana.
- Podías haberlo pedido por tu undécimo cumpleaños... - murmuró Erik, extrañado.
- Era más fácil cogerlo de la estantería...
- Y más barato - río Erik.
Eva asintió y volvió a bostezar de nuevo.
- Bueno, yo voy a ver si puedo dormir algo. Hasta luego - murmuró, volviéndose para entrar en su habitación, pero Erik la cogió en volandas antes de que pudiese avanzar - ¡Eh! ¿Qué haces? - gritó mientras se revolvía en sus brazos.
- Te ayudo a despejarte - contestó él con una sonrisa.
Eva bufó, rindiéndose al no poder competir con su hermano mayor. Él siempre había sido más fuerte que ella.
Bajaron las escaleras de mármol y la depositó en uno de los sillones del salón. Erik desapareció del salón un momento y Eva esperó sentada a que volviera. El chico apareció un par de minutos después, con un reproductor y un cassette en las manos.
- ¿¡Un cassette!? - exclamó Eva, confusa.
Erik no contestó, sólo metió el cassette en el reproductor y le dió al play. Entonces una de sus canciones favoritas empezó a llenar los rincones del salón. Eva sonrió cuando Erik le tendió una mano, invitándola a bailar. Ella aceptó encantada, y en seguida empezaron a bailar, improvisando todo tipo de pasos. Era una canción lenta, calmada, pero preciosa y terriblemente emotiva. Eva no paraba de dar vueltas alrededor de su hermano. Entonces él la acercó hasta sí y rodeó su cintura con un brazo. Ella posó un brazo sobre su hombro, como en las películas románticas, y Erik le dirigió una cálida sonrisa.
- Solo sigue mis pasos... - sonrió, y ambos empezaron a bailar por todo el salón entre risas...

- Eva... - susurró, volviendo a la realidad.
Una lágrima rodó por su mejilla. Se acercó el colgante a los labios y besó la gema que lo adornaba. Sin darse cuenta había salido del poblado, y había llegado hasta un pequeño desfiladero desde el que se observaba una amplia estepa desierta.
- Es muy tarde para andar por aquí, ¿no crees? - exclamó una cálida voz a su espalda.
Erik se volvió para mirar a su padre a los ojos.
- Necesitaba despejarme un poco... - sonrió el chico.
Jack se acercó hasta él, mirándolo con cariño.
- La echas de menos... - afirmó el joven dragón, observando el rostro empañado de su hijo.
- Muchísimo... - murmuró - A ella...a mamá... y a papá. - hizo una breve pausa mientras observaba el paisaje - Pero - añadió, mirando a su padre fijamente - también estoy feliz de estar metido en este viaje contigo...
Jack le sonrió con cariño. Se acercó hasta él y lo abrazó con fuerza, dejando que Erik llorara sobre su hombro, envolviendo a su hijo con su calor y suspiró pesadamente. Él también los echaba mucho de menos.

Holi🙋😊🐉🐍🙌📖 Aquí os dejo el siguiente capítulo de Memorias de Idhún IV: Orígenes. Espero que os esté gustando la historia.💗💕💖💓👏👏👏💞💙💚💛

Memorias de Idhún IV: OrígenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora