Eva subía las escaleras poco a poco, sin mucha prisa por llegar al piso de arriba. Erik iba delante de ella cargando con la mayoría del equipaje, adelantado solo por el pequeño Yenai, quien subía las escaleras efusivo. Yinsei iba caminando junto a Eva, intentando entablar una conversación con ella:
- ...no queremos ser una molestia - aclaró Eva, quien se sentía bastante incómoda por haber irrumpido en la calma que inundaba la casa de los Fesbak.
- No es ninguna molestia - sonrió Yinsei mientras subían el último tramo de escaleras.
- Bebé, aprende a relajarte de una vez - le riñó Erik de forma cariñosa y juguetona, a lo que su hermana contestó con un simple bufido.
Una vez llegaron a la planta de arriba enfilaron un amplio pasillo al que daban varias habitaciones a ambos lados. Ylai permanecía apoyado en el quicio de la puerta de su habitación, cuando su hermano pequeño llegó corriendo hasta él.
- ¿Está ya lista la cena? - le preguntó el semiceleste a su hermana gemela, quien le respondió con un automático movimiento de cabeza.
- Aún no - contestó Eva - Tardará un poco...
El muchacho notó como sus mejillas se encendían al ver como la mirada fría de la chica se cruzaba con la suya. Ylai se sumergió en los orbes azules de Eva, distinguiendo un pequeño rastro de felicidad en sus labios, que entornaban una media sonrisa. Su larga cabellera ondulada estaba recogida en una torpe coleta, cayendo en cascada por su espalda.
Despertó de su sueño al oír la voz chillona de su hermana.
- ¡Eva y yo dormiremos en mi habitación! ¡Erik - exclamó, llamando la atención del muchacho - tú dormirás en la habitación de mi hermano!
- Perfecto - murmuró Erik.
- ¡Eva, yo te ayudo a deshacer la maleta! - río Yenai, quien se había encariñado con la chica, a pesar de la actitud normalmente distante y tímida de ella.
Esta vez, sin embargo, Eva le dirigió una sonrisa al pequeño, lo cogió de la mano y se dispuso a entrar en la habitación de Yinsei.
- Nos vemos luego - murmuró Eva, mirando de forma juguetona a Ylai, mientras le daba un beso en la mejilla a su hermano.
- Te espero abajo, pequeña - se despidió Erik, quien siguió a Ylai hasta su habitación.
El muchacho, nervioso, no dudó en internarse en su cuarto, temiendo que alguien hubiese notado su actitud cortada frente a la sonrisa de Eva.
Erik entró con cierto recelo en la habitación, siguiendo a Ylai. La habitación era bastante amplia y luminosa. El suelo era de madera y Erik vió que había dos camas bajo una de las ventanas, una frente a la otra. Las sábanas blancas estaban impolutas y un agradable olor se desprendía de ellas.
- Puedes colocar la maleta ahí, si quieres - sonrió Ylai, apoyado contra la pared - Trae, te ayudo a deshacerla.
Erik también le sonrió. Colocó la maleta sobre una de las camas, como le había dicho el muchacho, y ambos comenzaron a organizar las cosas. Consiguieron entablar una fluida y amigable conversación con rapidez, dándose cuenta de la amistad que ambos habían comenzado.
Erik colocaba una de sus camisetas en el armario, cuándo Ylai le preguntó a sus espaldas.
- ¿Y esto? - sonrió, cogiendo algo de la maleta.
- Es una pelota de baloncesto - contestó él mientras seguía ordenando sus cosas, dando vueltas por la habitación.
- ¿Balon...qué? - murmuró Ylai, incrédulo.
- Mira - dijo, volviéndose hacia él. Cogió la pelota y buscó con la mirada algo que le sirviese como canasta. - Allí - murmuró al ver una especie de papelera en una esquina de la habitación - Atento, ¿eh? - sonrió, posicionándose para tirar.
Ylai lo observaba sentado en el filo de la cama, esperando ver que era lo que Erik quería enseñarle. Erik silbó antes de tirar, llamando la atención de su amigo, cuando, tras un breve movimiento de muñeca, el balón entró limpiamente en la papelera. Giró la cabeza para ver la expresión expectante de Ylai, quién levantó una ceja con cierta ironía.
- ¿Y ya está? - preguntó, levantándose para recoger el balón. - Yo me esperaba algo mejor de los terrícolas. - río.
- No dirás lo mismo cuando juguemos en serio - bromeó Erik. - Um... - dijo, olisqueando un dulce aroma que llegaba de la cocina - Creo que ya está la cena.
- Sí - asintió el chico semiceleste - Será mejor que bajemos.
- Vamos a avisar a las chicas... - sonrió, mientras abría la puerta y abandonaban la habitación.
ESTÁS LEYENDO
Memorias de Idhún IV: Orígenes
FanficLa historia y los personajes es propiedad de la gran Laura Gallego García, escritora de esta fascinante trilogía. Esto tan solo en un fanfic en su honor, honrando esta increíble historia que tan bien reivindica el amor. La historia es 100% mía. Vict...