1: De vuelta a casa...

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El viaje no resultó ser precisamente muy largo. Apenas duró un minuto y Victoria lo agradeció enormemente, pues la inesperada huida la había dejado sin fuerzas y no habría aguantado un trayecto muy largo.
Sintieron una terrible añoranza al volver allí...a Limbhad, la Casa de la Frontera. Nunca lograron olvidar que ella estuvo antes de Idhún... antes incluso que la Resistencia...
- «Aquí empezó todo...» - pensó Jack, mostrando una amarga sonrisa en su rostro.
Las lágrimas rodaron por las mejillas de Victoria al volver allí, al recordar tantos momentos que habían quedado atrás hacia tiempo. Tantos momentos con Jack, con Shail, con Christian... con Alsan... Más lágrimas.
Jack la abrazó con ternura al ver que lloraba. Habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo y Victoria no conseguía asimilar parte de aquello que habían dejado atrás, probablemente para siempre... No entendía porqué después de haber dado tanto por Idhún se lo acababan agradeciendo de aquella manera tan miserable.
Siguió abrazándola y llenándola de dulces besos, intentando calmarla. Aquello no era fácil para nadie...y menos aún para Lunnaris, el último unicornio... Separarla de Idhún había sido como si cortaran la última flor del planeta, para, en vez de conservarla y protegerla, maltratarla, dañarla y enviarla lejos, muy lejos.
El chico le limpió dulcemente las lágrimas mientras le susurraba cosas al oído.
- Ya está, pequeña... Ya ha pasado. Estamos a salvo... - la cálida voz de Jack la tranquilizó, pero seguía con la cabeza gacha, perdida en sus más profundos pensamientos - Eh, mírame - dijo el dragón, tratando llamar su atención. Los ojos de ella no tardaron en posarse con tristeza en los suyos - Nada puede hacernos daño ahora. No dejaré que os pase nada - dijo, refiriéndose a ella y a sus dos hijos, los cuáles permanecían junto a ellos en silencio. - Y te aseguro que cierta serpiente tampoco...
Victoria agradeció las palabras de Jack con un tierno beso.
La apenaba enormemente haberse alejado de Idhún, pero la idea de volver a ver a Christian hacía que la chica volviera a sonreír de nuevo. Llevaban dos años sin verse y tenía muchas ganas de reencontrarse con él. Además, tenía que presentarle a alguien... A su pequeña Eva...
La niña los miraba curiosa desde los protectores brazos de su madre. Su mirada era gélida e inteligente, casi electrizante, igual que la de Christian, pero poseía la brillante y mágica luz de Victoria, haciendo de la niña un precioso tesoro.
Victoria se la pasó a Jack, que agarraba la mano del pequeño Erik, mientras ella cogía el báculo para restaurar la magia de Limbhad. La niña protestó al contacto con el dragón, pero Jack ya estaba acostumbrado e intentó dormir a la pequeña, meciéndola en sus brazos. Erik empezó a hacer graciosas muecas, haciendo que su hermana riera, mostrando una enorme sonrisa.
Mientras aquellos dos dragones intentaban dormir a la niña, Victoria se dirigió a la biblioteca para conectar directamente con el Alma de Limbhad.
Pasado un rato, Victoria volvió a aparecer en uno de los salones de la casa, y se encontró a Jack con Eva protestando entre sus brazos. Erik permanecía a su lado intentando calmar a su hermana pequeña. Los tres estaban sentados en un amplio sofá que había en uno de los salones de la casa. Victoria permaneció un rato apoyada en el marco de la puerta, observando curiosa la escena. Se acercó hasta Jack y cogió a su hija en brazos, haciendo que ésta se durmiera al momento.
El chico notó que estaba más cansada que antes y la miró apenado. Cogió a Erik en brazos y los cuatro fueron hasta una de las habitaciones de la casa, con la esperanza de poder dormir. Los cuatro se acostaron en la que había sido la habitación de Victoria, que seguía tal y como la recordaban. Jack se tumbó junto a su hijo, estirándose cuan largo era, mientras sujetaba a Victoria por la cintura, la cual tenía a Eva en brazos.
La chica lo miró y Jack supo que era lo que iba a decir sin necesidad de palabras.
- Jack... - empezó a decir la joven - Había pensado... que tal vez...
- Me parece una idea genial - se adelantó el chico, sonriente.
- ¿Cómo? - Victoria lo miraba incrédula, esperando una respuesta por parte del joven dragón.
- Que me parece una gran idea que mañana vayas a ver a Christian - aclaró. Jack seguía sonriendo mientras Victoria lo miraba con cariño - Tendrá ganas de conocer a su pequeña - río, tocándole la nariz a Eva suavemente, haciendo que ésta la arrugara un poco - Y supongo que tendrá ganas de verte a ti también.
Victoria no pudo evitar sonreír, agradeciendo la actitud del joven dragón.
- Gracias, Jack... - la chica se acurrucó junto a él después de compartir un apasionado beso - Volveré pronto, te lo prometo.
- No hay prisa, pequeña. No nos moveremos de aquí, ¿verdad, campeón? - le preguntó el dragón a su hijo, el cuál asintió con la cabeza, arrancándole a ambos una sonrisa.
Erik le dio un beso de buenas noches a su madre y otro a su hermanita, antes de caer rendido en brazos de su padre, mientras Eva seguía durmiendo en brazos de su madre.
Victoria y Jack no tardaron en dormirse también, abrazados a sus hijos y prometiéndose que no dejarían que les pasara nada.
Aquella noche, Victoria soñó como ella, Jack, Christian y sus dos hijos vivían en paz en una pequeña y acogedora casita de techos abovedados al este de Celestia. También soñó con Shail, con Zaisei, con Kimara... Sabía que los iba a echar mucho de menos, pero no podía permitir que nadie dañara a sus hijos. Por nada del mundo...

Holi✋✋✋ Ok, que aún no he terminado la segunda parte de mi historia sobre Fire Emblem Fates, pero sentía la necesidad de empezar a publicar esta obra. Espero que os guste.
¡¡¡Muchos besos y feliz día del Orgullo Idhunita!!!👏👏👏🐉🐍😍😘😘😘💞

Memorias de Idhún IV: OrígenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora