Lena Luthor, una mujer acostumbrada a obtener todo lo que desea y a manejar su vida a su antojo.
Kara Danvers, una joven humilde que lucha por seguir adelante y alcanzar la felicidad que nunca tuvo.
Ambas mujeres se ven atrapadas en una propuesta co...
Tal cual una diosa sacada de un cuento de hadas, así le pareció la hermosa azabache que caminaba hacia ella, nunca había prestado atención a los detalles en las mujeres, pero recordaba perfectamente a esa mujer, su precioso cabello no pasó desapercibido para la joven mesera, desde el primer momento en que la vio, le gustó su cabello, pero más que todo... sus ojos y la forma en que la miraba, se preguntaba en ese momento sí miraba así todo el tiempo, mostrando tanta seguridad, tanto misterio, tanta fiereza.
Trataba de respirar y actuar como si su presencia no la desestabilizara por completo, cuando la azabache llegó a su altura fue que se percató que la había estado mirando sin ningún disimulo y le pedía al cielo no haber expresado con sus ojos más de lo que ella misma era capaz de comprender.
- Buenas noches, señora.- dijo con voz ronca, la azabache la recibió con media sonrisa.
- Buenas noches, Kara.- dijo Lena, dejando a la chica boquiabierta. ¿Cómo sabía su nombre?
- Emm... ¿En qué puedo ayudarle? – preguntó la joven rehuyendo de su intensa mirada.
- De eso quiero hablarte, ¿Te importaría sentarte conmigo un momento? – dijo mientras caminaba y se sentaba inmediatamente en la silla que antes ocupaba.
- Yo... no creo que sea correcto, debo...- fue interrumpida.
- Debes atenderme, lo sé, pero esto es lo que me apetece ahora, vamos siéntate que solo serán unos minutos...- la joven la miró con incertidumbre, no le pasaba por la cabeza lo que estaba sucediendo, ¿Qué podía querer de ella esa mujer tan extraña?
- Bien, entonces ¿Qué quiere de mí? – se atrevió a preguntar después de estar sentada, pregunta que le causó mucha gracia a la azabache, ya que se rió sin ningún reparo y la miró con un nuevo brillo en su mirada.
- Te quiero a ti.- dijo con una sonrisa picara, Kara abrió la boca y luego la cerró inmediatamente como si quisiera decir algo pero no se atrevió.
- Te explicare, quiero que seas mi acompañante durante dos semanas.- Lena esperó un momento para ver su reacción y al ver que ni se inmutaba continuó.- Día y noche, antes de iniciar tendremos una reunión donde hablaremos de tus honorarios, pagaré cada hora de tu tiempo y lo haré muy bien, por eso quisiera probar lo que me ofreces antes de emprender nuestro "negocio".- dijo con delicadeza pero su sonrisa no se borró ni un instante, mientras la joven mesera estaba pálida con la boca entreabierta, apenas y respiraba.
- Negocio.- dijo Kara casi en un susurro, no se había atrevido a mirarla a los ojos, cuando por fin lo hizo se encontró con una mirada que la traspasaba, sintió que temblaba y que sus manos empezaban a sudar.- ¿Qué debo ofrecerle? – preguntó tímidamente.
- Ya te dije, a ti.- dijo la azabache rápidamente.- No debes dudar de mis palabras, no tienes que darme una respuesta ahora, solo dime si aceptas una reunión donde te explicare detalladamente lo que quiero de ti, y lo que recibirás a cambio, cabe destacar que esto no debes decírselo a nadie... y no me mires así, te aseguro que no se me da ese juego de Christian Grey.- esto último lo dijo con una risotada, Kara la miró con los ojos más abiertos de lo normal.
- Entonces ¿Qué me dices? ¿Aceptas la reunión? – preguntó mirándola seriamente, aunque se mostrara tan segura, en el fondo le temía al rechazo y más de esa dulce jovencita a la que se moría por probar.
La cabeza de Kara era un caos, no podía creerse lo que estaba sucediendo, pero aunque quisiera gritarle a esa mujer que no se vendía, no podía negarse, uno, porque esta sería la solución para arreglar su vida y dos... porque extrañamente sin nada de por medio, la mujer con solo su presencia le incitaba a querer saber más de ella.
-Acepto.- dijo menos segura de lo que quiso aparentar.
Lena le regaló una sonrisa de la cual sería muy difícil olvidarse, porque ella completa... era fascinante.
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