Capítulo 12.

6.3K 602 135
                                    

Introduje un segundo dedo y ella gimió más fuerte, fui deslizando mí cuerpo con cuidado hasta que nuestros pechos rozaban causando una corriente eléctrica que me recorrió de pies a cabeza, nuestras narices estaban a un centímetro, nuestras respiraciones se entrelazaban y yo la observaba embelesada, tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás apoyada en uno de los almohadones blancos de mi estancia.

Suspiraba cada vez que yo movía mis dedos suavemente dentro de ella, se veía tan inocente, tan calmada, se veía como la Lena que yo tanto soñaba, salvaje como siempre, pero dejando que la ame. Detuve mis movimientos y ella tras un suspiro abrió los ojos lentamente envolviéndome en la tormentosa profundidad de sus ojos.

Por un segundo pensé que rompería nuestro momento, porque así lo sentía, nuestro, me sentía tan unida a ella y en sus ojos veía algo diferente, sus barreras ya no estaban y pensando en las consecuencias que podría tener mi siguiente acto, así como aquella vez, pero no me importaba ya que en estos momentos me sentía valiente, fuerte y capaz.

Me miraba intensamente así como yo a ella, levanté mi mano dudosa y pasé un dedo suavemente por su frente secando las pequeñas gotas de su sudor, ella seguía cada uno de mis movimientos, acaricie su cabello y tampoco me lo impidió, bajé mi boca hasta su cuello queriendo recorrerlo con mis labios, pero sentí su cuerpo tensarse y un ligero temblor en sus labios me hizo reaccionar, aunque debo admitir mi pequeña satisfacción por el hecho de que no me detuviera, roce la piel de su cuello con mi nariz y luego me encontré nuevamente con sus ojos que aún me miraban penetrantes.

Volví dentro de ella y gimió nuevamente, se inclinó hacia delante y pasó su brazo por mi cuello, pude sentir su respiración en mi hombro, aceleré mis movimientos al punto de sentir sus paredes contraerse en mis dedos, me dio un ligero mordisco acompañado de un par de jadeos, se dejó caer con los ojos cerrados, me moví a un lado y la dejé quieta como estaba, observando su silueta, grabando en mi mente la imagen de una diosa perfecta, de mi diosa perfecta.

Busqué en mi habitación una manta al darme cuenta que ella se había quedado dormida, la cubrí con cuidado de no despertarla, me acomodé en un sillón que estaba frente a donde ella se encontraba y la observé hasta perderme en mis sueños.



Lena.

Hacía mucho tiempo que no dormía de esta forma, tan relajada sin pensar en nada, mi corazón se encogió al abrir los ojos y darme cuenta en donde estaba, más aún al recordar los sucesos anteriores, dejé que entrara en mí y por un momento estuve a punto de pedirle que me besara.

Me levanté suavemente y ahí la vi, dormida frente a mí, más dulce que siempre, más inocente si se puede, me acerqué y sentí un fuerte impulso de acariciarla y así lo hice, pasé mis dedos por su rostro suavemente y dio un ligero gruñido que me hizo reír sin reparos, una dulce niña, una muy hermosa.

Me vestí observando su sueño en cada instante, estuve un rato sentada viendo su imagen, estoy jugando con fuego, me estoy permitiendo mucho riesgo, porque eso era Kara para mi estabilidad y mi vida entera, un verdadero riesgo.

Regresé a casa con una sonrisa en mi rostro, no estaba dispuesta en arruinar mi felicidad por ponerme a sopesar en las consecuencias de mis anteriores actos.

Estando mi cuerpo pegado al suyo, me sentía tan bien, tan bien como hace tanto, tan bien como nunca antes.

Si tan solo ella hubiera llegado a mi vida antes o tal vez un poco después, cuando todos mis miedos estén disipados, hubiera intentado ser diferente, hubiera tratado de conquistarla para así tenerla para siempre.

Junto a mí por siempre.



Kara.

No estaba, desperté y no estaba, pero ni siquiera eso podía quitar mi sonrisa, lo que acababa de ocurrir entre nosotras... fue un gran avance. Me permitió sentirla de una nueva forma, de una forma diferente, pero siento un ligero miedo en mi interior, no sé qué fue lo que la hizo despojarse de sus guerras y dejarme ver un poco más de ella, pero ¿Quién puede decirme que mañana no actuará como antes? Tocando mi cuerpo sin dejar que la mire al menos, es eso lo que me causa tanto miedo.

Señora Luthor - Adaptación Supercorp-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora