Capítulo 32.

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Lena.

Desperté.

Sin ser capaz de abrir los ojos me inquieté.

Al atreverme a hacerlo me di cuenta que me encontraba sola en mi cama, ella no estaba. Me levanté de inmediato cubriéndome con la sabana, ella no estaba en el baño y dudaba mucho de que estuviese abajo.

Todo rastro de preocupación se disipó al notar una hoja en la mesita de noche, la tomé rápidamente y me senté para leerla.

Lena:

Al despertar junto a ti comprendí que no seré capaz de dormir una noche más lejos de tus brazos, no quise despertarte, si tan sólo me vieras un segundo notarías la sonrisa que no puedo borrar de mi rostro, tú eres la causa de mi felicidad.

Tuve que irme, necesito hablar con mis amigos y con Imra, necesito aclarar las cosas.

Con amor, Kara.

Me dejé caer en la cama de espaldas, aprisionando el papel contra mi pecho.

Mi amor... tampoco podría borrar esta sonrisa de mi rostro.

...

Cantaba mientras preparaba mi desayuno, mi único pensamiento era Kara, su voz, su cuerpo, toda ella...

- ¿Acaso estás cantando? – me preguntó Sam, mientras se sentaba.

- No.- me limité a decir con una sonrisa.

- ¡Suelta la sopa! - me pidió impaciente.- ¿Qué pasó anoche?

- No pasó nada.- dije con inocencia.

- Claro... Y yo nací ayer...

- Quiero ir a la playa.

- ¿Ahora? – me preguntó, a lo cual yo asentí.- Está bien, pero me tienes que contar todo.

- Que chismosa eres... - solté con una risa.

- No me gusta el chisme, sólo me entretiene.- sonríe.

...

Camino por la orilla mientras Sam se queda atrás tomando el sol, la brisa es cálida, el agua intenta alcanzar mis pies, me siento libre por primera vez.

Libre como no me sentía hace tanto tiempo, esa libertad que da el amor.

Miles de sensaciones se esparcen por mi cuerpo al sólo pensar en su nombre, deseo su cercanía para poder besarla, acariciarla, amarla...

¡Dios! No sé cómo expresar lo mucho que la amo.

De repente siento la arena húmeda en mi cara, alguien me empujó haciendo que cayera.

¿Qué mierda?

Me levanto de inmediato y la veo. Es esa chica... ¿Cuál era su nombre?

Oh, sí... creo que es Imra.

- ¿Cómo te atreves? –le grito. Ella sin decir nada, y con la mirada endurecida se acerca a mí e intenta agarrar mis cabellos, de un rápido movimiento logro empujarla provocandoque cayera de espaldas.

- ¿Cómo se atreve usted, perra? – me gritó, intentando venir de nuevo hacia mí.

- Es mejor que te tranquilices...

- ¿Tranquilizarme? ¿Cómo diablos quiere que me tranquilice, vieja bruja? Usted... - la interrumpí de inmediato.

- Querida, puedo ser todo lo que tú quieras menos vieja, me atrevería a apostar todo lo que tengo a que tus nalgas están más arrugadas que las mías.- solté con descaro. 

Señora Luthor - Adaptación Supercorp-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora