Uno

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CAPÍTULO UNO: "Por favor, despertar en 2005".

Desperté con las sábanas adheridas a mi cuerpo. Otra vez me he quedado dormido en la habitación de mi hermano. La ventana está abierta y el frío hace que mi cuerpo se congele. Salgo y dejo todo tal y como está.

Observo la hora en mi celular mientras camino por el pasillo, recién son las 3:35 am. Entro a mi habitación y apago las luces, seguido me recuesto.

Doy un par de vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, no puedo. Me quedo observando el techo, se ve un poco debido a la luz tenue de la luna que atraviesa las cortinas de mi ventana.

Enciendo la tele y busco algún programa, mamá está dormida así que no se dará cuenta que yo estoy despierto aún. Pongo The voice y me quedo alrededor de dos horas viéndolo. Ya para éste tiempo son las 6:35 am; hora en la que mis papás se van a trabajar. Decido matar tiempo y me doy una ducha.

Busco una toalla limpia y voy a mi cuarto de baño, me deshago de la ropa y entro a la ducha. Mi delgado y huesudo cuerpo se tensa al sentir el contacto con el agua fría, eso es lo malo de vivir en una ciudad donde hace frío y no contar con un calentador de agua.

Me visto con un simple pantalón deportivo y una camiseta azul, bajo descalzo a la cocina y ahí están mamá y papá. Me siento con papá en la mesa.

- Buenos días cariño- me saluda mamá, se aproxima a darme un beso en la mejilla- Te haz despertado temprano, ¿Te preparas para iniciar clases mañana?

Niego con la cabeza. Sí mamá, estoy tan feliz, pienso.

- ¿Quieres desayunar?- pregunta papá. Me sirve jugo de naranja y luego un plato con huevos y tocino, no me gusta el tocino.

Le sonrío amablemente y como los huevos revueltos, coloco el tocino a un lado y me tomo todo el jugo de naranja de un sorbo. En poco tiempo ya me he terminado el desayuno, soy un glotón.

- ¡Uau, tenías hambre!- dice mamá.

Tomo mi plato y lo llevo al fregadero, le doy al perro los trozos de tocino y prosigo a lavar los platos. Mientras tanto, mamá empieza a bombardearme con sus preguntas diarias, mucho había tardado ya.

- ¿Te sientes bien hoy, cariño?- pregunta mientras menea una cuchara dentro de su café, yo asiento con la cabeza- ¿Seguro, no quieres contarle nada a mami?

Niego esta vez, es inquietante como me observa sin pestañear y con sus ojos clavados en mi.

- Deberías, no sé, salir con tus amigos, disfrutar. Es domingo, último día de vacaciones. Tu papá y yo pensamos que tal vez te gustaría ir al cine o a pasear a Bobby.

No mamá, hoy es día de quedarse en casa a dormir y ver televisión.

Mamá y papá viven en una lucha constante conmigo para que deje de ser tan asocial, dicen que todo éste aislamiento de la sociedad le hace daño a un chico como yo, que según mi psiquiatra- osea, mi mamá- "Está en la plena flor de la vida". Tengo mis putos diecisiete años, para finales de mi último año estaré cumpliendo mis dieciocho.

Nunca he sido citado a dirección, castigo u algo que se le parezca. Nunca he participado en una pelea, soy tan delgado que me vencerían sólo con el primer golpe. Soy muy meticuloso con todo. No ingiero cualquier tipo de comida, detesto la carne, odio las verduras, así es, no es fácil. Sólo tengo tres amigos en la escuela. No soy de hablar mucho, me gusta pasar desapercibido, incluso en casa. Ah, y sí, soy muy asocial y gris.

Dicen que las personas grises son así por que tienen un pasado muy oscuro, pero no es así. Soy gris simplemente por que no quiero ser otro color.

Una Chispa de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora