Veinticuatro

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CAPÍTULO 24: Última oportunidad.

Con el pasar de las horas los invitados empezaron a irse, dejándonos solos a mis padres y a mi, junto con el montón de restos de comida que quedó en la cocina.

- Y ahora mamá a limpiar éste desastre, como cosa rara- se queja mamá.

Me río ante su actitud- Te ayudo, mamá- me levanto de la silla y voy hasta la encimera para recoger todo el desastre.

Colocamos toda la comida en pequeñas tazas con su tapa y todas las metimos en el refrigerador, eso bastaría para al menos cuatro días de desayunos para mi y para Chloe, desde ahora debo acostumbrarme al sabor de los bocadillos de pescado.

¡Qué asco!

Cuando termino los quehaceres, subo hasta mi habitación. Me deshago del incómodo traje y lo lanzo a la ropa sucia, me doy una ducha y me acuesto en mi cama.

No logro conciliar el sueño. Ahora mismo estoy en esas noches en las que todo me da igual y siento que la depresión quiere acabar con lo que queda de mi.

Por fin, logro quedarme dormido, luego de horas de dar vueltas en la cama, pensamientos vienen y van en mi cabeza, Helton y Acacia. ¿Por qué ese señor me ha confesado todo eso? Siento que ahora cargo con eso en mi conciencia y es terrible.

Me levanto de golpe a las cuatro con cincuenta y dos, sólo he dormido cuatro horas.

¿Qué carajos me pasa? ¿Será por el vino que me he tomado?

Dios, si estás allá arriba, sólo debes decirme que no debo tomar alcohol, ¿No es correcto? Si quieres no lo hago más.

Suplico esperando obtener algún resultado, aunque no obtengo nada. Qué hipócrita eres, Mike.

Sin tener otra opción, me escabullo en silencio por el pasillo hasta la habitación de Michael. Cuando niño, solía hacer esto muy seguido cuando no podía dormir, era extraño pero me tranquilizaba estar cerca de mi hermano pequeño.

Todo está oscuro, lo suficiente como para tropezarme al entrar. Luego del estruendo de mi cuerpo al caer al suelo se escucha un quejido de mi parte. Pero no es lo único que escucho.

- ¿Qué carajo?- se escucha en la oscuridad.

Me sorprendo un poco y me asusto al mismo tiempo, así que me quedo callado. La luz de la lámpara de noche se enciende y me tranquilizo al ver a Chloe tendida en la cama, con los ojos entreabiertos.

- Hola- saludo desde el suelo, sonrío amigablemente.

- Mike, ¿Qué quieres?- revisa su celular.- ¡Son las cinco de la mañana!

- No tengo sueño. Me gusta venir aquí cuando no puedo dormir. Lo siento, olvidé que tú estabas aquí.- Me levanto del suelo y empiezo a caminar hacia el pasillo, Chloe me detiene.

- Espera- exclama.- No te vayas, si quieres puedes dormir aquí un rato.

Sonrío y vuelvo a entrar.

Tomó una sábana del armario y la extiendo en el suelo. Recuesto mi cabeza sobre un peluche gigante que coloqué como almohada y apago la luz de la lámpara de noche.

- Es extraño cómo puedes dormir así y no en tu propia cama- dice.

- Lo volví una costumbre. Cuando no podía dormir me acostaba con Michael o con mamá, pero ahora es vergonzoso dormir con mamá y papá en la misma cama.

Chloe se ríe- Nunca se es demasiado viejo para dormir con mamá.

Ahora me río yo, tiene razón.

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