Veintiuno

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CAPÍTULO 21: Un nuevo comienzo.

En tu vida vas a conocer a un sinfín de personas, puede que al principio te confundas y te agraden, todos llegan con su mejor cara al principio. Pero aveces la vida se equivoca en elegir a quienes se atraviesan en tu camino. Por sus actos a medida que pasa el tiempo es cuando tu mismo te darás cuenta de quien sí, quien no y quien nunca. Ya es cuestión tuya si decides quedarte con quienes resultan ser ese nunca.

Mi nunca fue Acacia. Llegó para ser un sí, tan simpática y divertida, siempre tan atenta que llegaba hasta a confundir. Solo hicieron falta un par de actos para llegar a la escena final, donde en un segundo me pide descansar de nosotros y al siguiente estampa mi cara contra el suelo.

Se sienten aires de victoria y derrota, huele a cenizas. A mi lado está Acacia y Adam está al lado de ella. Frente a nosotros un gran escritorio de madera y detrás el señor Collins tratando de entender porqué yo tengo un ojo morado y porqué a Adam le sangra la nariz como si fuese menstruación.

— ¿Alguno de los tres va a decirme qué fue lo que sucedió?– pregunta. Ninguno responde, se acabó la valentía ¿No?— Si ninguno me explica mi castigo será basado según lo que mis ojos están viendo.

— Yo di el primer golpe– digo, agachando mi cabeza.

El director mira a Adam luego de que yo hablo.

— ¿Qué? No iba a quedarme con esa– dice él.

Hubiera sido mejor que sí.

Todo queda en silencio, solo Adam y yo hemos dado explicaciones. Pero Acacia sigue callada, con la cabeza gacha y el director aún espera respuesta por su parte.

— Y tú...– la mira a ella a la espera de que esta diga su nombre, ella susurra "Acacia"— Sí, Acacia ¿Puedes explicarme qué papel cumples aquí?

Parece dudar en si hablar o no, aunque está consciente de que peor sería que no hablara.

— Yo comencé el problema entre ellos dos.

— Ok, ¿Y alguno puede explicarme por qué es el problema?– dice, pero ninguno habla

Claro, señor. Porque ella es una niña inmadura que no sabe resolver sus problemas sin dejar de hablarme o peor, haciendo que su nuevo novio me destroce un ojo.

— Ok, es personal. Muy bien, a juzgar por lo que he visto. Tú– señala a Acacia— Semana y media en detención, lo que resta de clases para ser exactos. Tú– señala a Adam— Eres Ralph el Demoledor, luego hablaré personalmente con tus padres, los quiero aquí mañana a primera hora. Mientras tanto, ve al aula de detención después de clases. Pueden retirarse los dos.

Los dos se miran extrañados, pero no más que yo.

Me quedo sentado hasta que escucho cerrarse la puerta de la dirección.

— ¿Va a castigarme señor Collins?– le digo al ver que no dice nada.

— Mike, es la primera vez en un año que vienes aquí.– inicia, puedo adivinar que toda su charla se debe a mi hermanito— ¿Qué te hizo tomar esa actitud?– pregunta, yo solo me quedo callado. El director no es la persona más adecuada para hablarle sobre mis problemas amorosos.– Bien, omitamos ese punto. A lo que quiero llegar, es la primera vez en la historia que haces algo parecido a esto. Es... extraño, nunca había estado en esta situación contigo, eres de los alumnos más tranquilos del instituto.

— Lo era, señor– digo, tratando de salir del ambiente incómodo.

— Tu terapeuta, la señora Stevens. Mi esposa– aclara.— ¿Has tenido algún contacto con ella después de tu última sesión?– pregunta, yo niego con la cabeza.— Está bien, veo tu proceso más avanzado.

Una Chispa de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora