Diecisiete

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CAPÍTULO 17: Colisión y sanación.

¿No les pasa que llegan a un punto de su vida en donde ya no saben cuál es el sentido de estar vivo?

Es como que todo el tiempo estás actuando por inercia, todo te da igual y no tienes ganas de nada.

No vives, solo respiras.

Tengo tantas desdichas en este momento que no sé ni por donde empezar. Y todas éstas no tener con quien desahogarme sobre esto, ya que con quien podía hacerlo es precisamente la persona que lo causo todo.

Son varios días los que paso observando el techo preguntando cómo las cosas sucedieron tan rápido que ni cuenta pude darme cuando ya estaba estrellandome de nuevo. Así es todo, un día eres feliz y al otro te aplasta una pared.

Estamos en pleno miércoles, acercándose diciembre.

— ¿Hoy tampoco irás a la escuela?– pregunta mamá sirviendo el desayuno.

— No tengo ánimos– respondo.

— No puedes echarte a morir por un moretón en la nariz, por favor.

Aún no le cuento sobre Acacia.

Me lo pienso un momento y trato de asociar aquello con Acacia, si lo veo por ese lado razón tiene, ella no debería volverse una razón para hacer que me aísle del resto de las personas que me rodean.

Termino de comer y me visto, preparado para ver de nuevo a la parejita que me ha echo tener pesadillas y ligeros ataques de furia conmigo mismo.

Corro al estacionamiento de la casa y detengo el auto para montarme. Mamá me sonríe.

El viaje va en silencio, papá deja primero a Chloe y luego me lleva a mi. Llego a la escuela con dos minutos de retraso.

En la entrada había un gran arco de globos de color blanco y azul, junto con un letrero que marca "Bienvenidos a la feria de ciencias" bien en grande.

Sabía que en todo este tiempo algo se me había olvidado. Pero no sabía qué. Mi nota en esta actividad se vería reflejada en mi comportamiento como protocolo, debía llevar y traer a los chicos de años anteriores para que vieran las exhibiciones, tratar de que todo estuviese en calma.

Entré al gimnasio, donde estaba casi todo el alumnado de último año. Habían como doscientas mesas con proyectos, muchas personas, profesores y alumnos. Me dirigí al área de seguridad para tomar un chaleco y un gafete, escribí mi nombre en la lista y me fui a buscar al profesor a cargo.

Mi lugar era en una de esas mesas. Acacia y yo habíamos quedado juntos para hacer un proyecto, pero al fin he quedado solo. Y es esto a reprobar la materia.

Me indican la zona que debo patrullar y me quedo ahí. Me siento justo al lado de la entrada a esperar a Ethan, que ha pedido patrullar junto a mi.

— Hola novato– me saluda.

— ¿Qué hay?– respondo.

Veo a Ethan que está inquieto. Quiere decirme algo, pero al instante se calla. No sé si insistirle.

Llevo varios días en los que no le he dicho más nada sobre Acacia, él tampoco hace mucho hincapié en tocar el tema y eso lo agradezco. Pero hay veces donde es mejor soltar.

— ¿Cómo ha estado todo en mi ausencia?– pregunté.

— Todo bien, Pj progresa en las clases y Ronny no a faltado más, supongo que hizo las pases con el matón ese– se ríe, yo lo imito. Dejo salir un sonoro "Mmmm" del que Ethan es consciente, ya empieza a sentirse culpable— ¿Lo preguntas por ella, no?

Una Chispa de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora