Veinticinco

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CAPÍTULO 25: Es navidad.

¡Comienzan las vacaciones navideñas!

Ya es primero de diciembre, las vacaciones comienzan un poco antes, ya que hace una semana terminamos las clases. Pero oficialmente comienzan este mes, este día. 

Me encuentro recostado en la cama, tan cansado que me da flojera hasta respirar. Son las doce del mediodía y no me he levantado aún. Me extraña más bien que mamá no haya venido a ver si todo está en orden o al menos si sigo vivo. 

— ¿Cariño?— escucho que llaman detrás de la puerta. 

Quizás hablé demasiado pronto. 

— Pasa, mamá— respondo. 

La puerta se abre y mamá entra con aires de felicidad, en sus manos lleva guantes de cocina y un plato de galletas. 

— ¡Llegaron las festividades! ¿Y tú a éstas horas aún en cama?— deja el plato en la mesa y me toca la frente— ¿Estás enfermo? Dios, la cena es hoy. 

Maldición, la cena. 

— No mamá, me siento bien. Completamente bien. 

— Entonces levántate de ahí, tu papá fue por unos manteles, tú ven a colocar las decoraciones. 

Mamá sale primero de la habitación, me da chance de torcer los ojos sin que me abofetee. Salgo de mala gana y bajo las escaleras hasta la sala, Chloe está parada justo frente al sofá. Me sonríe amigablemente, también se acaba de despertar. 

— Bien, los dos serán mis ayudantes el día de hoy. Chloe, tú coloca las velas en cada mesa de la casa, cuando termines ven con Mike y conmigo a la cocina para hacer los postres. 

Los dos asentimos e hicimos lo que mamá nos asignó. 

Hicimos brownies, un par de pasteles más y galletas decoradas. Mamá no me dejaba tocar ni una cuchara, solo probar. Desde el accidente con la licuadora me tiene prohibido hacer cualquier cosa en la cocina. 

Ya para cuando Chloe entró a la cocina teníamos todos los postres listos, faltaba hacer parte del mercado para hacer la comida. Ella se ofreció a ir mientras, ésta vez sí, ayudaba a mamá a hacer la comida. 

— ¿Invitaste a Mónica a nuestra cena, cariño?

Es la primera vez en mucho tiempo que mamá me pregunta por ella. Resultó extraño, pero algo satisfactorio que mi mamá pregunte por ella, desde ahora se preocupa por ella y por nosotros. Aunque es algo incómodo la verdad, es la primera vez que mamá me pregunta por alguna chica y aún en el fondo, muy en el fondo, me gustaría que preguntara por Acacia. 

Desde la última vez que hablé con ella en clases he quedado con la duda de qué es lo que de verdad piensa. No he vuelto a verla, tampoco me atrevo a enviarle algún mensaje. Pero sigo pensando en ella. Con tanto que me costó superar esa etapa, cuando creí haberla superado por fin, me doy cuenta de que no fue así. Ni siquiera teniendo novia resulta sencillo, no puedes llenar un vacío con otro, no es tan fácil y en parte resulta dañino. 

No puedo dejar de pensar en nuestra conversación. Habló de una próxima vez, de un futuro juntos, de lo que es correcto y lo que no.

Dios, Acacia. ¿Qué no es correcto para ti?

¿Por qué te vas sin dar respuestas? Creándome más y más dudas que aún no creo resolver.¿Qué escondes Acacia?

Al menos se que volveré a verla y volveré a hablar con ella. O tengo la esperanza de que eso sucederá.

Una Chispa de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora