CAPITULO 11: Visitas inesperadas.
Nunca imaginé que mi vida cambiaría de manera tan drástica como ahora. Hasta hace tan solo unos días, no sabía qué era una fiesta, no sabía que era manejar un auto y no tenía la mínima idea de qué era hablar con chicas. Y ahora que he conocido todo esto, no estoy para nada arrepentido. Jamás olvidaré mis malos momentos, ya que son los que me han hecho crecer. Pero si voy a superarlos y aprender a vivir con ello. Ya que merezco ser feliz, luego de más de un año de torturarme a mi mismo.
Preparé el desayuno para Acacia y para mi. Dejé su comida en el microondas y llevé la mía a comer en el sofá. Antes de dar el primer bocado, ella despertó.
— Hice huevos revueltos, están en el microondas– le dije.
— Muchas gracias– dijo, seguido de ésto, se fue a la cocina. Luego volvió y se sentó a mi lado— ¿Qué harás hoy?
— Supongo que nada, mi agenda no es tan ajustada.
Volvieron los silencios incómodos.
Cuando terminamos de comer, fue ella quien habló.
— Una amiga me invitó a ir hoy a su casa... ¿Crees que puedo ir?
¿Me está pidiendo permiso?
— Claro que puedes, ¿Por qué me lo preguntas?
— Debo avisarte, eres el adulto responsable aquí.
Me eché a reír— Anda, me envías un mensaje para ir a buscarte.
— No te preocupes, vendré temprano y Melany puede traerme. Tenemos que hacer un par de tareas, pero no creo venir después de las 3.
— De todas formas, me avisas cualquier cosa.
— No te preocupes.
Terminamos de hablar y Chloe me ayudó a lavar los platos. Yo me quedé acomodando un poco el desorden que había en la cocina.
La vi bajar las escaleras vestida con un pantalón negro, blusa blanca y sandalias color marrón, se colocó un abrigo del mismo color de sus zapatos. Se despidió de mi y al final dijo "Nos vemos más tarde" y cerró la puerta detrás de ella.
Me quedé solo con el perro.
Ya que estaba aburrido, llamé a mamá.
— Qué tal, hijo.
— Todo bien, mamá. ¿Cómo estás?
— Estamos muy bien todos, espera... Sí, Zoe. Tu tía quiere saber cómo está Chloe– respondió mamá, ¿Qué se supone que debía decirle?
— Todos estamos bien, mamá. ¿Cuando vuelven?– pregunte, desviando el tema.
— Esperamos volver el lunes temprano. ¿Ya te dije que nuestro jefe nos pidió visitarlo en su oficina en Denver? Quizás sea algo bueno.
— Me alegro muchísimo de que eso pase, los esperaré el domingo...– me detuve al escuchar que sonaba el timbre— Mamá, alguien toca el timbre. Iré a ver quién es.
— No cuelgues, primero ve a ver.
Reí, mamá siempre de paranoica. Me levanté y fui hasta la puerta de la casa, me asomé por la mirilla de la puerta a ver quién era. Divise un cuerpo delgado y de piel clara, estaba de espaldas, pero por el cabello y el gorro de lana pude adivinar que era Acacia.
¿Qué se supone que hace aquí?
Estoy entrando en pánico.
— No es nadie mamá, creo que fueron los niños de la calle jugando otra vez– mentí, no le diría que invité a una chica a la casa sin su supervisión.
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Una Chispa de Vida
FantasiSi mi dolor pudiese graficarse en una escala del 1 al 10, diría que estoy en 9, no podría decir 10 ya que estaría exagerando, 10 es dolor total, 10 es la cifra que indica que estoy muriendo y aún no lo estoy, aunque no me molestaría en lo absoluto.