Doce

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CAPÍTULO 12: Casualidades y psicología inversa.

Domingo de levantarse tarde.

Me levanté con la voz de Chloe cantando una de Panic! At The Disco a todo pulmón. Fui de inmediato a la cocina a preparar comida para ella, mamá, papá y yo, que casualmente llegaban hoy.

La casa estaba hecha un desorden y eso puede ser el causante de un infarto a mamá.

Terminé de hacer los quehaceres y guardé el auto en la cochera. Ya para las dos y treinta, Ethan había llegado.

Serví dos tazas de helado de vainilla y nos sentamos en el sofá, un momento quizá muy gay de imaginar, pero ¿Qué puedo decir? Amo el helado, él lo odia pero igual termina ofreciéndome el suyo.

— Bien, suéltalo– exclamó Ethan.

— Ayer vino Acacia. Y, no sé cómo empezar...

— Dejame adivinar– colocó dos dedos sobre su cabeza, fingiendo pensar— Te pusiste tan nervioso que vomitaste la comida de todo el fin de semana.

Le lancé in cojín del sofá— No la invité, fue extraño que viniera ella por cuenta propia, es decir, nunca traigo a nadie a casa a menos que sepan lo de mi hermano para evitar preguntas incómodas sobre el tema. Aunque no me preguntó nada, no fue imprudente, yo quise decirle por cuenta propia– tomé una cucharada de mi helado— Cuando fui a su casa, ella dijo que confiaba en mi y por eso me contó toda la historia de su familia, me pareció egoísta no confiar en ella.

Ethan se quedó atónito, una pequeña sonrisa se le escapó.

— Tu mamá estaría orgullosa de ti– exclamó.

— Me encargaré de decirle, ¿Prosigo?– pregunté, Ethan asintió— Muy bien. Vimos una serie, unos cuantos capítulos e hicimos el ensayo, luego de hablarle sobre mi papá, mamá y sobre Michael, se volvió algo tenso el ambiente, nos quedamos sin algún tema de conversación y todo quedó en silencio. Fue incómodo por un momento, pero luego lo fue aún más...

— Eh ¿A qué te refieres con eso?– preguntó extrañado.

— Estuve a centímetros de su rostro. Puedo jurar que sentí su respiración en mis labios, no sabía qué hacer y bueno, me quedé ahí mirándola. Luego entró Chloe. No sé si de verdad iba a interrumpir algo, ni qué se supone que iba a interrumpir, pero estoy seguro de que en ese momento no tenía el valor de besarla. Ni ahora, ni en un millón de años.

Ethan puso sus manos en su cabeza en modo de frustración.

— Estás completamente loco si no la besaste ¡Agh!– colocó un cojín sobre su rostro.

— Antes de eso me dijo que conociera a una chica...

— ¡Más a mi favor! ¡Estaba hablando de ella!– me lanzó el cojín.

— Espera, ¿A qué te refieres?– pregunté extrañado.

— Es psicología a la inversa, genio. Es como cuando alguna chica te dice que no está molesta, obviamente que sí lo está. ¿No te fijas en las señales? Desde el primer día esa chica ha estado interesada en conocerte y de buenas a primeras va a tu casa, te dice que conozcas a alguien y te da la oportunidad de besarla ¿No lo notas?

— Quizás solo está siendo gentil...

Ethan volvió a imitar el gesto anterior de las manos en su rostro.

— Te hace falta salir con chicas, hablo en serio. Si esa chica no está interesada en ti, juro que de ahora en adelante voy a llamarme Braulio.

Me reí— Sí, claro. No he terminado de contarte todo aún.

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