Nueve

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CAPÍTULO 9: Descubriendo un misterio

Desperté más temprano ésta vez, tomé mi bolso y todas mis cosas cuando ya estaba listo para irme. Paré en la sala para tomar mi abrigo ya que estaba haciendo demasiado frío, Chloe ya no estaba en el sofá, quizá se despertó en la madrugada y se fue a la habitación de mis padres. Salí y tomé el auto bus, luego de quince minutos llegué.

Revisé la pantalla de mi celular, pero no tenía notificaciones. Espero el mensaje de Acacia con su dirección.

Esperé como un tonto frente al salón de clases que todos entraran cuando el timbre sonó. Entraron todos, menos Acacia.

No podía seguir esperándola, así que entré al salón. Me senté en el primer puesto vacío que encontré. Ethan se sentó a mi lado.

— Heu, ¿Qué tienes?– preguntó, dejándose caer en la silla de madera.

— Acacia no vino a clases y no me ha enviado aún la dirección de su casa, me estoy frustrando.

— Calmate, quizá se le hizo un poco tarde, te va a enviar, ya verás.

— ¿Un poco tarde? ¿Sabes al menos si vino ayer a clases?

— No lo sé, ehh ¿Acacia vino ayer a clases, Pj?

— ¿La rojita? No, no vino ayer– dijo Pj saliendo de el trance, Ethan me miró como perrito regañado.

— ¿"Un poco tarde", decías?

— Ay por dios, calmate ¿Quieres? Es sólo un retraso, no te vas a morir por eso, además, son sólo dos días de retraso, no un mes.

Me calmé y dejé de quejarme por el temita de Acacia. Ethan no tenía la culpa de que ella fuese una irresponsable, ni yo tenía la culpa, aparte que tal vez si exagero un poco, pero debo aceptar que soy muy caprichoso y además puntual, detallista y obsesivo, las cosas deben ser como yo quiero y cuando yo quiero.

Me quedé callado el resto de la clase, pero no pude prestar atención por estar mirando la pantalla de mi celular. El timbre de recreo sonó y todos salieron, menos yo, hasta que me percaté de que en verdad el timbre había sonado y no eran ideas mías.

Así pasó el resto del día, preocupado, obstinado y con mucho estrés para variar, nunca antes había mirado el teléfono a ver si Acacia se dignaba a enviarme.

¿Desde cuando me he preocupado yo por que alguna chica me envíe un mensaje? Oh sí, desde que me tocó hacer la tarea con Acacia Jones, Acacia tranquila y desinteresada Jones.

Todos nos sentamos frente al campo de fútbol a ver el entrenamiento de los jugadores, parte de nuestra nota era describir el rendimiento de cada chico del equipo, luego hacer un informe y entregarlo al profesor de educación física, es una estupidez sabiendo que ¿Qué sabemos nosotros sobre deporte? Y sobre todo ¿Quién de nosotros a tocado siquiera un balón de fútbol en su vida?

— ¿Qué está haciendo ese chico?– pregunta Pj.

— Intenta hacerle un caño– Responde Ethan.

— ¿Qué es un caño?– ésta vez pregunto yo.

— Pasar el balón entre sus piernas...

— No estoy capacitado para ser crítico de futbolistas aficionados– lanzo el papel por los aires.

Adam llega y se sienta junto a nosotros.

— ¿Qué haay?

— ¡Hey!– dicen Ethan y Ronny.

— ¿Y el gordito?– pregunta.

— No ha venido a clases, teme por su vida.

Ethan y Pj rieron, Adam sonrió y me miró a mi.

Una Chispa de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora