Trece

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CAPÍTULO 13: Giro de 160º (Explicativo)

Capítulo corto

En un par de meses mi vida había dado ese supuesto giro de 160º del que tanto he escuchado.

Antes de ser un cohibido, le decía a mamá que perderlos a ellos sería mi fin y cuando Michael se me fue arrebatado de mis manos pensé que ya no tenía ningún motivo para vivir. Todos los días de mi vida fueron tristes desde ese momento, fueron tristes por que yo lo permití. Permití que la nostalgia y el pesar se apoderaran de mi. Tantos años sufriendo de abusos, malos ratos, malas caras, gritos incesantes en mi cabeza, noches de llanto y pesadillas. Todo esto en conjunto para atormentarme.

Y de buenas a primeras llega esa luz. Esa luz que todo cambia y todo ilumina, dándote brillo y haciéndote sentir satisfecho. Esa luz es Acacia. Fue quien me abrió esa puerta para salir del laberinto donde estuve por varios años y del que nunca pude salir.

Toda la historia se resumía en simples encuentros casuales donde aprendí a confiar. Ella confió en mi desde el primer instante en que nos vimos, y aunque a mi costó mucho más, al fin pude hacerlo y se siente tan bien.

Mis días después del primer encuentro se basaron en verla cada día y preocuparme si no la veía. Y me costó en ocasiones asimilar que me estaba empezando a atraer aquella mujer de rizos rojos.

Tal y como ella dijo, de miércoles a viernes antes de las seis. Nunca fue mencionado el tema de su papá, yo tampoco quise hacer preguntas sobre si la habían regañado, aún tenía su gorro en mi baúl.

Estuvimos alrededor de tres semanas en ese plan de vernos siempre. En ocasiones asistí a sus prácticas de natación y ella iba a mi casa a jugar con mi perro. En eso se basaron mis días. Me contaba todas sus vivencias y secretos que nunca antes había contado, los miércoles era día de ver películas y los jueves de comer helado hasta reventar. Más que reuniones de estudio se convirtió en visitas diarias que poco a poco me hacían olvidarme del mundo de mierda, detrás de la puerta de salida no había nada, solo éramos ella y yo.

Aveces se iba más tarde de mi casa. Aunque yo siempre me iba tan temprano como podía.

Muchas veces cuando nos veíamos, entre risas y juegos se nos olvidaban las prácticas y las tareas, que se supone que era nuestro objetivo inicial. Era más divertido mirarla sin parpadear hasta que alguno de los dos le dolieran los ojos, era más divertido ver quién se tomaba el vaso de jugo más rápido, era más divertido ver películas hasta que alguno se quedara dormido. Pero así como las prácticas y las tareas, a mi se me olvidó que solo éramos amigos.

Ella se apoderó de mis pensamientos hasta el punto de que no había un día que no pensara en ella. Cuando se iba de mi casa, esperaba ansioso el día siguiente para verla otra vez. Me gustaba, y ya no podía dar marcha atrás. Muchas veces, Ethan me lo dijo y yo aún sin creerle ya que pensé que era algo imposible. Pero la realidad me abofeteó.

Chloe— que aún se quedaba en mi casa— no estaba muy contenta con mis encuentros casuales ni mis llegadas tarde. Siempre decía lo mismo en mi llegada, eso de "No voy a delatarte" y aunque me molestaba nunca le decía nada. No era un mal de morir, y al final siempre terminaba por ir a visitarla. Mamá aún no sabía quién era ella, ya que cuando ellos estaban en casa yo la visitaba a ella y cuando no estaban ella me visitaba a mi, me daba vergüenza llevar a alguien a casa estando mis padres presentes. Saben de la existencia de Mónica, ya que en ocasiones también llegó a ir a nuestra casa y se las presenté como una amiga de Chloe, pero no como conocida mía. Les parece buena chica y eso está bien. Espero que a la hora de conocer a Acacia puedan creer lo mismo.

Y a todas estas, nunca hablamos más sobre aquel encuentro extraño donde casi nos besamos. No he vuelto a estar ni cerca de hacerlo. Y a pesar de ser amigos, he notado las señales y tengo indicios de que quizás ella comparte el mismo sentimiento que yo. Después de tantas charlas con Ethan y tantos intentos fallidos, por fin he conseguido el valor necesario y pienso que es el momento.

Ojalá no me esté equivocando.

Una Chispa de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora