Capitulo 1

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Advierto que está historia contiene violencia, lenguaje fuerte y maltrato, si no les gusta leer sobre eso les recomiendo que no lean mi historia ya que contiene escenas fuertes y no quiero escuchar criticas no constructivas sobre lo que escribo. Así que están advertidos.

—¡Artemisa volvamos a la fiesta! esta chica está cachonda –decía mi borracha mejor amiga, Samantha.

—Si claro, cinco minutos más ahí y tendrías el sostén como arete –le respondí.

Se suponía que era una fiesta tranquila en casa de Jackson Williams, ¡pero por favor! nada de lo que hace Jackson Williams es tranquilo, en el segundo en que pisé la casa ya me quería ir, habían adolescentes toqueteándose sin ningún pudor, otros vomitando el alma y algunos como mi amiga, dándolo todo en la barra de tragos, y no es que sea una anticuada, me gusta divertirme y todo eso en las fiestas, pero hasta un límite, había olvidado que las fiestas de Jackson eran bastante salvajes.

Estaba en búsqueda de mi auto, había olvidado donde lo estacioné, excelente Artemisa, eres genial.

Sonreí cuando vi a mi primo Nathanael en su camioneta.

—¡Nate! –lo llamé.— ¿me ayudas? –señalé a Sam.

—Vaya que está mal –arrugó la cara tomando a mi amiga en brazos.— no tenía idea de que estabas aquí, si me hubieras avisado habríamos venido juntos y ahora no estarías como loca buscando tu auto –levanté la ceja.

—¿Cómo sabes que no sé dónde estacioné mi auto? –me miró con obviedad.

—Te conozco, ilusa –Sam balbuceó algo que no pude descifrar.— ¿no prefieres que las lleve a ambas y yo busque el auto? no quiero que andes sola por ahí.

—No, está bien, creo que está cerca de aquí, no tardaré, tú llévala.

—Vale, pero cualquier cosa me llamas –subió a Sam en el asiento del copiloto de su camioneta.

—¡Nooo, yo quiero volver a la fiestaaa! –lloriqueó mi amiga borracha.

—Lo siento Sam, suficiente alcohol por hoy –dije.

—¿Estás segura de que no quieres que te lleve?

—Si, y ya vete, que mientras más dures aquí, más tardaré yo en encontrar mi auto.

—Está bien, cabezona –Nate rodó los ojos y se fue.

Mi primo es seis años mayor que yo, yo tengo diecisiete. Desde pequeños siempre me ha cuidado como su hermana, defendiéndome de los que me molestaban, y es súper protector conmigo, aún así lo quiero mucho.

—¡Gracias a Dios! –Exclamé cuando vi mi auto a lo lejos.

—Dios no te va a salvar de lo que te voy hacer niñita –dijo una voz rasposa.

Demonios.

Voltee y vi a un hombre con mala pinta, como de pandillero con una navaja en la mano.
Debí haberle hecho caso a Nate, maldición.

—Oiga, no quiero morir ni ser violada, así que por favor váyase –me miró como si tuviera cuatro ojos en la cara, y para ser sincera, creo que yo me miraría así después de la tontería que dije.

—¿Eres estúpida? –dijo acercándose peligrosamente a mi.

—Eh... –salí corriendo como si mi vida dependiera de ello, bueno, en este momento lo hace.

—¡Corre todo lo que quieras, te alcanzaré! –gritó ese hombre.

Me introduje al bosque con esperanza de perderme en la oscuridad, para mi mala suerte era luna llena y todo estaba iluminado. No podía correr bien con los malditos tacones que tenía puestos, así que de la forma más rápida posible me los quité y se los lancé al tipo que ya me venia alcanzando, al primer intento fallé pero al segundo logré darle en la cara, dándome unos segundos de ventaja.

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora