Capítulo 23

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Alessandro en multimedia.

Lo segundo que vi fue a Alessandro golpeando a Apolo.

Mi padre y Nate, el cual no me había dado cuenta que estaba ahí también, trataron de separarlos, pero les fue inútil.

Pensé por un momento, y sí...

Con mis manos, hice señas que aparecían en mi mente como imágenes mientras pronunciaba palabras en un idioma desconocido para mí, finalmente logré separarlos.

Con mi mano izquierda, separé a Apolo de Alessandro, manteniéndolo flotando, me miró sorprendido, segundos después de que la realización lo golpeara su expresión cambió a orgullo y sonrió con la cara llena de sangre

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Con mi mano izquierda, separé a Apolo de Alessandro, manteniéndolo flotando, me miró sorprendido, segundos después de que la realización lo golpeara su expresión cambió a orgullo y sonrió con la cara llena de sangre.

Alessandro me miró de la misma forma, pero no tenía tanta sangre en el rostro como Apolo.

Mis padres y Nate también tenían el orgullo tatuado en la cara, fue de tal forma que Nate empezó a aplaudir.

—¡Esa es mi chica! –gritó.— ahora, asesínalos. –reí.

Los solté bruscamente haciéndolos caer, produciendo un sonido estruendoso.

—Eso no era necesario –Alessandro se quejó.

—Oh, claro que si –lo miré mal.

—Tus poderes –Apolo llegó a mi, feliz.— los controlas.

—Hasta ahora.

—Creo que es momento de empezar con tu entrenamiento.

—¡No! –Alessandro caminó en nuestra dirección furioso.

Lo fulminé con la mirada y él me devolvió la suya, tuvimos una guerra de miradas hasta que por fin aceptó.

—Vale, vale –murmuró entre dientes. Rendido.

—No te estaba pidiendo permiso, cariño –sonreí altanera. Lo amaba con toda mi alma y corazón, pero era un dolor en el trasero cuando se lo proponía.

Estuvo a punto de refutar cuando mi madre lo interrumpió.

—Apolo, cariño, vamos a curarte esas heridas.

—¡¿En qué momento despertaste?! –no me percaté en que momento Cassandra, Evan y toda la familia habían entrado a la casa. Cassandra corrió a abrazar a Alessandro.

—¡Apolo! –gritó Elisa, mirando a Apolo con horror.— ¡te voy a matar! –gritó. Vi sus intenciones de lanzársele encima a Alessandro y la paralicé. Todos me miraron sorprendidos, ¿no tenían otra forma de mirarme cuando hiciera algo sobrenatural? Ya casa que me miren así.

—No te lo tomes personal, pero estoy cansada y no quiero ver más sangre por hoy, mañana si quieres le puedes hacer lo que quieras –hablé tranquilamente. La devolví a la normalidad y me miró igual que todos; como si fuera un fenómeno.

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora