Capítulo 11

12K 1.1K 480
                                    

—¿Qué quieres, Elisa? –Alessandro abrió la puerta, molesto.

—Hablar con Artemisa, ¿no puedo? ¿Ya le orinaste encima? –dijo burlona.

—Estamos ocupados –se cruzó de brazos.

—Ya me imagino en qué –mis mejillas ardían.— pero todos quieren saber qué pasó anoche –me miró.— ¿estás de acuerdo?

Asentí. No quería volver a repetir los sucesos, pero no quiero parecer maleducada.

Alessandro negó.— yo iré, ya me contó todo. Ella necesita descansar.

—Vale –Elisa asintió.— estamos en la sala.

—Volveré enseguida, preciosa –besó mi frente. Adoro que haga eso.

Me acosté de espaldas a la cama y observé el techo. No puedo creer nada de lo que está pasando.

Mi novio es un hombre lobo.

Bueno, en ningún momento formalizamos, pero debido a los acontecimientos ya se sentía como tal.

Siempre fantaseé con este tipo de cosas, pero solo eran eso, fantasías. Ni en un millón de años imaginé que podría pasarme en la realidad, es que es imposible.

Suspiré. Si sigo pensando en eso quedaré loca, no puedo burlarle la lógica a algo que no lo tiene.

Anduve la habitación buscando con qué entretenerme. Agarré un libro del escritorio y cayó un papel que estaba de bajo, me agaché para tomarlo y al mirarlo de reojo vi que tenía mi nombre. Cuando estaba apunto de abrir el sobre una mano me lo arrebató.

—¿No te han dicho que no se debe esculcar entre cosas que no son tuyas? –mierda.

—Tenía mi nombre.

—Eso no quiere decir que sea tuyo –dijo en tono amargo. ¿Qué le pasa?

—¿Pasa algo?

—No –hizo una pausa.— discúlpame, es que no debes leer eso.

—¿Por qué? –ahora tengo curiosidad.

—Porque no –me miró exasperado.

—Ya, como sea –hice una mueca.

—La familia quiere que bajes.

—¿Qué? ¿Ahora es cuando me asesinan para que no cuente su sucio secreto? –giré los ojos.

Salí de la habitación sin dar tiempo a que respondiera.

No me gusta que me hablen en ese tono, y mucho menos él, no sé qué le habrán dicho, pero no tiene que desquitarse conmigo.

—Bien, ¿que sucede? –dije cuando llegué a la sala.

—¿Estás bien? –preguntó Elisa con el ceño fruncido. Asentí y me senté en el sillón a su lado.

Alessandro llegó a los dos segundos y tomó asiento al lado de su padre, no despegaba su mirada ni un momento de mi.

—Bueno ya que estamos todos –Cassandra empezó hablar.— Artemisa –se dirigió a mi.— no creo que sea necesario, pero para estar seguros, necesitamos que nos prometas que no revelaras a nadie nuestro secreto.

—Por supuesto que no.

Todos giraron la cabeza hacia Colin, excepto Alessandro, el me miraba a mi.

Colin me miró a los ojos por un momento, creí ver como sus ojos se tornaban de diferentes colores.

—Dice la verdad –dijo él. ¿Qué?

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora