Capítulo 32

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Unas voces hicieron que despertara. Al abrir los ojos me encontré a Apolo y a Alessandro aparentemente discutiendo.

Moonshine –dijo Alessandro al ver qué estaba despierta.— ¿cómo te sientes?

—Me siento... bien –verdaderamente me sentía bien, no tenía ningún malestar ni percibía nada de dolor.

—Gracias al cielo –me apechurró contra su pecho.— no sabes cuanto te extrañé –empezó a besar mi cara, provocando mi risa, lo había extrañado tanto.

—¿Me permites? Es mi hermana –Apolo entornó sus ojos en dirección a Alessandro, quien a regañadientes se separó de mi. Rápidamente Apolo tomó su lugar.— te extrañé tanto –me abrazó de la misma manera que Alessandro.

—Yo también –respondí.— ¿y Azriel?

—Encerrado en un calabozo –respondió Alessandro con los dientes apretados. Asentí.

—Ahora ya todo estará bien –dijo Apolo.— les dejaré para que se pongan al día, solo les pido que no se maten.

—No me mires así –le dije a Alessandro cuando Apolo salió del cuarto.

—Oblígame, –respondió.— si no hubieras sido tan terca nada de esto hubiera pasado.

—Tú fuiste el culpable, te dije que no me importaba en absoluto lo que me habías hecho porque estabas hechizado.

—Cuando estaba hechizado me sentía atrapado en una caja, viendo todo el daño que te hacía y sin poder pararlo. Cada día fue una lucha constante conmigo mismo para tratar de romper el hechizo. Cada vez que veía tu carita llena de lágrimas o con esa mirada triste... –cerró fuertemente los ojos.

—¡Te dije que lo había superado, y te fuiste!

—¡No me fui, maldición! ¡Jamás lo hice! –estrujó su cara.— venía todas las noches a verte dormir, a donde quiera que ibas allá afuera ahí iba yo detrás de ti. Jamás te dejé sola –me miró a los ojos.

—Pero yo creí que...

—Necesitaba mi tiempo para sopesar las cosas, no era nada fácil para mí porque cada vez que te miraba recordaba todo el daño que te hice, no podía vivir con eso. Pero tampoco puedo vivir sin ti, venir a verte en las noches era lo que me mantenía cuerdo.

—Yo nunca...

—Si esa noche me hubieras dejado explicarte, nos hubiésemos evitado todo esto, pero eres demasiado cabezota.

Me quedé callada. No sabía que decir, él tenía toda la razón.

—Pero dijiste que te olvidara, prácticamente me dijiste que siguiera mi vida sin ti.

—Porque no me creía capaz de superar eso, y no quería que esperaras toda la vida por mí.

—Yo siempre esperaré por ti, Alessandro –lo miré a los ojos.— lamento haber sido tan testaruda.

—No te disculpes, yo comprendo que no fue nada fácil para ti –suspiró.— pero dejemos de pensar en el pasado, ¿si? Mejor dame un abrazo.

Sonreí y envolví mis brazos a su alrededor. Lo había extrañado de sobremanera.

—Te extrañé –besó mi frente.

—Y yo a ti –besé sus labios suavemente.— sé que lo que hizo Azriel no estuvo nada bien y se merece la muerte...

—De hecho, será asesinado en par de horas –me interrumpió.— ha cometido delitos muy graves y se merece la muerte.

—Ya se –cerré los ojos.— pero necesito que lo dejen con vida, él...

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora