Capítulo 6

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Okay, debo estar soñando, el tipo más guapo que he visto en mi vida está siendo extremadamente lindo conmigo. Esto no me lo creo.

No se qué responderle, no me va muy bien esto de hablar con los chicos, usualmente lo arruino con una frase fuera de lugar, y no quiero que Alessandro piense que soy una loca, sino es que ya lo piensa... al diablo, seré yo misma y si a él no le gusta, se lo pierde.

"Para: Alessandro"
Ni creas que esto se quedará así, nadie me manipula, me vengaré.

Respondió casi al instante.

"De: Alessandro"
Eres increíble, eres la primera chica que conozco que se molesta porque le regalen un celular, ¿qué otras sorpresitas traes, Arte?"

Mordí mi labio inferior, ¿y si intento ser un poco coqueta? No lo he hecho antes y me gustaría intentarlo.

"Para: Alessandro"
¿Qué tal si mejor las descubres por ti mismo?
Enviar.

Tapé mi rostro con la almohada y escondí el celular en otra que había por ahí, me da mucho miedo la respuesta que obtenga de su parte.

A los pocos segundos el teléfono sonó en tono de llamada.

¡¿QUÉ?!

Agarré el celular y vi que quien llamaba era Alessandro, ¿qué hago ahora? Está bueno que me pase por querer dármelas en chica sexy.

Presioné el botón para ignorar la llamada, pero mi estúpido dedo resbaló y la contestó, que hermoso es ser yo, ¿no?

Con la mano temblorosa acerqué el teléfono mi oreja y esperé a que el hablara, no sabía si era capaz de que me saliera el habla.

—¿Cómo lo hago? –dijo después de unos segundos.

—¿Qué? –mi voz no salió tan débil como yo creía que sería.

—¿Cómo te conozco?

—¿Qué? oye deberías ser más claro al hablar, tardo en entender y tú no me ayudas.

Rió. Que sonido tan hermoso, pensé.

Me dijiste que descubra las cosas por mi mismo, pero necesito una ayudita, ¿cómo puedo hacerlo?

—Ah, pues no sé, descubriéndolo –dije obvia.

—Oh guau, que gran idea, no se por qué no se me ocurrió antes, debo agradécele, su majestad –dijo sarcástico.

—Ja, ja, que gracioso –puse los ojos en blanco.– ¿pero a qué te referías con conocerme? Me conoces, soy Artemisa –dije obvia.

—Me refiero a... –escuché como lo llamaban al fondo.— ya voy –le dijo a alguien.— me tengo que ir, mi luna.– de nuevo ese sentimiento en el pecho.— te llamo luego.

—Si, claro, adiós –y colgué.

Estaba pensando en el por qué me pasan cosas raras cuando estoy cerca de Alessandro, el sentimiento en mi pecho cada vez que me dice mi luna. De repente tocaron mi puerta.

—Pase –dije.

—¿Cómo está la prima más bella de todas?

—Nate –dije corriendo a abrazarlo.

—Mmm, estañaba estos abrazos apapachables –dijo estrujándome suavemente.

—Si, lo sé, es una tortura estar sin mi.

—Pequeña tonta –río.– ¿por qué hueles a si, Artemisa? –se alejó de mi y me miró serio.

—¿Así cómo?

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora