Capítulo 4

13.9K 1.3K 1K
                                    

Me giré para ver quien era el dueño de esa voz y todo se detuvo. En el momento en que sus ojos chocaron con los míos fue como si un interruptor se encendiera dentro de mi, acelerando los pálpitos de mi corazón y una rara necesidad de abrazarlo. Vale; estaba buenísimo, pero este brusco golpe de sensaciones me tenía desconcertada. Era la primera vez que veía a ese hombre y la atracción era demasiado fuerte. Tuve que clavar las uñas en la mesa del comedor para no lanzarme encima suyo, me desconocía.

De repente sus ojos estos se pusieron dorados ¿qué demonios?, parpadeé varias veces, debía estar alucinando por todo lo sucedido, al abrirlos ya sus ojos volvieron a la normalidad. Eran de un color marrón oscuro, hermosos por cierto.

—Artemisa –habla Elisa captando mi atención.– este es mi otro hermano Alessandro, el mayor de todos nosotros.

—Un gusto –logró decir. Estoy nerviosa, joder.

—El gusto es mío, moonshine –guiña un ojo.

¿Y ese apodo qué? Todo lo sucedido hoy era demasiado para para mi, lo último que necesitaba era al señor sexi mirándome con esa intensidad y vibra de coqueteo.

—¿Ahora me van a decir qué pasó? –preguntó Elisa.

Les conté la historia desde el principio, mi amiga me miraba atónita sin creer lo que le estaba diciendo, Athan y Colin me miraban atentamente, La cara de Alessandro no expresaba nada, no parecía sorprenderse.

—¿Sabes quién querría hacerte daño? –preguntó Athan.

—No, no le he hecho nada tan malo a nadie como para querer asesinarme.

—¿Cómo sabes qué aquel sujeto quería asesinarte? Quizá quería secuestrarte para pedir un rescate –comentó Colin. Lo miré con el ceño fruncido.

No había pensado en eso.

—Te quedarás aquí –dijo Alessandro.— ese psicópata puede volver hacerte daño.

—No quiero ser una molestia, puedo decirle a mi primo que me pase a buscar. Ya han hecho mucho por mi –sin mencionar que eran unos desconocidos. Alessandro abrió la boca para hablar, pero su madre lo interrumpió.

—Oh cariño por favor, no es ninguna molestia para nosotros. Sería un placer que te quedaras.

—Si, Arte, por favor quédate –rogó Elisa.

—Es que no lo sé –dudé.

—Es mejor que te quedes aquí, si ese tipo te conoce bien, el primer lugar donde irá a buscarte es donde tu primo –habló Colin.– por tu seguridad deberías quedarte.

—Yo apoyo al de los rulos –agregó Alessandro.

Todos me miraban expectantes esperando mi respuesta, Cassandra me miraba con esperanza de que aceptara quedarme, no podía en contra de esos bellos ojos.

—Vale, me quedo –la familia me transmitía confianza.

—¡Si! –dijeron todos.

—Iré a preparar tu habitación –dijo Elisa emocionada.

—Yo iré contigo –la siguió Cassandra.

—Papá, necesito que me acompañes a revisar la moto –habló Colin.– Athan también necesito tu ayuda.

—Claro, hermano –entre ellos se dieron una mirada cómplice y salieron de la cocina.

¿Acaso hicieron un complot para dejarme sola con Alessandro?

Sentía como su mirada quemaba mi piel, poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.

—Que collar tan peculiar –dijo.– ¿de dónde lo sacaste? 

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora