JaneLa adrenalina corría por mis venas y podía sentir la sangre palpitando en mis oídos.
Alcé la vista y me quedé petrificada. Un dragón rojo se hallaba justo enfrente de mí. Sacaba humo por la nariz y pataleaba furioso. Sabía que con un simple soplido me mataría. Pero eso no me importó en absoluto. Desenfundé mi espada con valor y con un grito de guerra me lancé hacia el. Pero el dragón era demasiado rápido y con un solo movimiento de su pata delantera me sacó volando por los aires.Casi inmediatamente en la pantalla apareció un letrero en rojo de "misión fallida".
-¿Que? Eso fue muy rápido.- Exclamé.- Ni siquiera llegué al tercer nivel...
Me quité los lentes de realidad virtual y miré al señor que los promovía. El rió y tomó los lentes que aún sostenía.- Si hubieras agarrado el escudo que había en el primer nivel, tal ves habrías derrotado al dragón.
Fruncí el ceño. No era suficiente. Le di las gracias al señor rápidamente y seguí paseando por la plaza. Ni siquiera me molesté en ver el nombre del nuevo videojuego que promovía, no me había gustado.
Entré a jugetrón y miré a mi alrededor con curiosidad. Ya era muy grande para entrar a tiendas de niños, ya me lo habían dicho antes, pero en el fondo seguía siendo una niña. Una niña de diez y siete.
Me acerqué a la zona de legos y rebusqué entre todos uno que yo no tuviera de lego "friends". Podría decirse que ya tenía todos, en mi cuarto había una puertecita que daba a "el cuarto supremo" (así lo llamo yo desde los seis años, cuando empezó mi obsesión con los legos) que está repleto de legos, pero solo de la colección "lego friends" es la única que me gusta.
-¿Buscas algo en especial?- di un respingo y miré hacia atrás. Me quedé completamente helada. Era un chico. No un chico normal, no... era guapísimo. Medía como metro ochenta y tenía la piel blanca pero las mejillas sonrojadas. Mechones de cabello azabache le caían por el rostro cubriendo un poco sus ojos azul marino. Sonreía de una forma irresistible, y el tiempo se ralentizó cuando se quitó los mechones de pelo de los ojos con un movimiento de la cabeza.- ejem... ¿está todo bien?
Entonces me di cuenta de que me había quedado viéndolo como boba. Que torpe. Torpe, torpe. Quería golpearme a mi misma.
-ha, si perdón, es que vi que tenían el halcón milenario en lego y me quedé en shock.- mentí rápidamente regalándole mi mejor sonrisa.- no busco nada realmente gracias, ya tengo típicamente todos los legos.
Lo miré. El me miraba con curiosidad algo incrédulo. Me di cuenta que no tenía el uniforme de la tienda, así que no trabajaba ahí. Tenía aproximadamente unos veinte años, probablemente el seguía estudiando igual que yo.
-impresionante, -dijo. Probablemente se había dado cuenta que yo buscaba que tuviera una plaquita con su nombre que indicara que trabajaba ahí así que se apresuró a decir. - Soy Keyden, no trabajo aquí pero vengo aquí casi a diario, y se donde están todas las cosas que venden de memoria
-ha, claro... este... perdón, digo, es increíble que sepas todo sobre esta tienda, jane, soy Jane. -le tendí la mano y el me la aceptó. En cuanto nos tocamos, sentí como si todo el mundo estuviera dando vueltas y experimenté en un segundo miles de emociones raras y confusas, y todo terminó con un fuerte mareo. Solté su mano de inmediato y me tambalee hacia atrás. No entendía por que sentía eso.
-¿te encuentras bien?-pregunto el preocupado.
-si es solo que... si, está todo bien, gracias, he... un gusto conocerte Keyden,- de nuevo me maree al decir su nombre. Huí de ahí rápidamente maldiciendo en vos baja y sabiendo que probablemente sería la primera y última ves que lo vería.
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Recuerdos que no se van || ©
RomanceJamás había pensado lo importantes que son los recuerdos. Las memorias. En si, sin ellas no hay vida. Jamás le había dado importancia, por que... son solo recuerdos. Y siempre están ahí... ¿cierto? Jane es una chica ordinaria con una vida normal, ha...