Capitulo 15

52 11 3
                                    


!Feliz Año Nuevo!
Espero que disfruten de este capítulo.

Jane

Caminé rápidamente junto a Keyden temblando de frío.

-¿estás bien?-dijo en tono algo burlón. Yo lo empujé.

-si, estoy bien.- el alzó las manos como rindiéndose.

Los dos habíamos escogido un restaurante italiano para cenar, aunque el lugar no se veía nada agradable. Había muchas casas abandonadas, casi nada de gente, mucho frío y por último, no encontrábamos el restaurante.

-me estoy preocupando...- dije. Mi voz sonó entrecortada debido al castañeo de mis dientes.

-pues no lo hagas- dijo con naturalidad.- no hay de que preocuparse... !mira! Ahí hay alguien.

Nos dirigimos corriendo hacia el hombre, que caminaba lentamente.

-!hey! !espera!- gritó Keyden. Llegamos a su lado con la respiración agitada.

Entonces volteó. Pegue un brinco. No lo juzgaba, pero nunca me lo abría imaginado.
Su cara estaba cubierta de unas extrañas cicatrices y no tenía mucho pelo. Se giró hacia mí y se acercó lentamente. Podía notar su respiración en mi rostro. Arrugue la nariz asqueada. Lo siento, olía terrible.

-son horribles, ¿verdad?- señaló su cara. su voz era ronca pero a la vez algo aguda. Me tomó de la muñeca y yo me retorcí intentando que me soltara. No lo hizo.

Entonces Keyden lo agarró de la camisa y lo empujó. Instantáneamente, me soltó la muñeca.

-No la toques.- su voz me dio miedo. Estaba MUY enojado.- solo queríamos preguntarte si sabes donde está el restaurante italiano.

El hombre rió sonoramente. Parecía diminuto junto a Keyden.

-¿restaurante? ¿Aquí? -volvió a reír.- lo más parecido qué hay un restaurante aquí es el bar que está a una cuadra. Este no es lugar para ustedes...

-Es lugar para nosotros donde yo quiera que sea.- lo cortó Keyden.- vámonos Jane.

Me tomó de la mano y nos dirigimos nuevamente al carro.

Cuando entramos, el calor me golpeo en el rostro calentándome. Serré los ojos con satisfacción.
Keyden rodeó el carro y se situó en el asiento del conductor.
De repente, me eché a reír. Keyden me miró extrañado alzando una ceja.

-¿Que es tan gracioso?-preguntó y se pegó más a mí. Yo reí más.

-Nada, -dije aún riéndome. - Es que ahora me parece tan gracioso... en el momento sientes miedo, pero ahora, solo me acuerdo y me río.

El también rió.

-Bueno, supongo que tendremos que cenar en otro restaurante - reímos los dos y yo tomé mi teléfono para buscar otro restaurante. Al desbloquearlo, me quedé boquiabierta.

En la pantalla aparecía el mapa para el restaurante italiano y marcaba que nos habíamos ido por el lado equivocado, y que debíamos de salir de ahí y estaríamos a cinco minutos.

Le mostré el teléfono a Keyden y el rió sonoramente.

-supongo que se fue el internet en el camino, o definitivamente tienes que cambiar de teléfono porque está completamente loco.- volvimos a reír y empezó a conducir por donde miraba la ruta.

- Y entonces... ¿vamos al restaurante italiano?- pregunté. El asintió.

-solo espero que ahora no nos mande al polo norte. -me carcajeé y le di un beso en la mejilla.

Al final, resultó que el restaurante estaba bastante bueno. Al menos había valido la pena todo esto.

Yo había pedido una pasta Alfredo y Keyden una pizza. Ahora los dos devorábamos nuestra cena.

-!Efstá fuperf brica! -dije con la boca llena.

-!¿Que?!- dijo estirando el cuello para darle otro bocado a su pizza.

-!Que efstá fuperf brica! -Keyden rió y siguió comiendo.

-no te entiendo nada.- le dió un sorbo a su té frío. Yo puse los ojos en blanco y me tragué mi comida.

-Que está súper rica.- el echó la cabeza hacia atrás y volvió a reír.

Nos quedamos mirando un rato, sin decir una sola palabra. Me di cuenta de lo importante que era para mí estar con Keyden. Era lo único que deseaba en el mundo. Era lo único que necesitaba para ser feliz.

Recuerdos que no se van || ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora