Capitulo 18

54 10 7
                                    


Jane

El sol me lastimó los ojos al abrir la ventana. No sabía que era tan tarde.

Abrí la puerta del cuarto e inmediatamente un olor a café me inundó las fosas nasales.
Bajé rápidamente para averiguar el origen de aquel delicioso olor. Aunque, creo que ya lo sabía.

-Bueno días Bella durmiente.- canturreó Keyden. Estaba sentado en el sillón con una taza de café en la mano. En la mesita había panes dulces y otra taza de café la cual aún humeaba.- ¿quieres?

Miré la taza de café.

-¿es para mi?- dije mientras me sentaba y le daba un sorbo.

-no, es para mi gato.- dijo Keyden con sarcasmo.- obviamente es para ti. No le puse azúcar, no sabía con cuanta te gustaba.

-Gracias -dije con la boca pegada a la taza.- ¿que vamos a hacer en la tarde?

Keyden suspiró y se estiró.

-espera... aún ni siquiera desayunamos, estoy en mi estado mañanero, pregúntamelo después.- reí y asentí lentamente. Tenía razón, su ojos aún estaban chinitos. Me pregunto como estarán los míos...

-hace calor -me quejé. Estaba empapada de sudor.

-dímelo a mi,- contestó el, señalándose la camisa. Era demasiado gruesa. Yo, en cambio, tenía una blusa de manga corta.-¿sabes que? Creo que me voy a quitar la camisa.

Reí. Pero mis ojos se pusieron como platos al ver que se llevaba las manos a la camisa y comenzaba a quitársela.

-ejem... - fue lo único que pude decir antes de que se la quitara por completo. Me quedé sin aire. Era tan...tan...fuerte... bueno, no era de esos que son puro músculo y huesos, pero se podía notar perfectamente la V en su definido abdomen. Sabía perfectamente que estaba roja como un tomate.

-parece que alguien se está sonrojando,- dijo alzando una ceja. Reí como histérica. ¿Que más podía hacer? A menos que... (!ho si, dulce venganza!) yo también me quitara la camisa.

-ho, Es por el calor, aunque buena idea, ¿sabes? Ya se me quitara así.- dije mientras me quitaba la camisa. Ahora fue el turno de Keyden para sonrojarse. Cuando termine aventé la camisa al piso y me abanique con las manos. Yo nunca mostraba mis curvas. Aunque sabía que eran dignas de una porrista. A mi nunca me gustó presumir, siempre usaba camisas flojas, así que Keyden probablemente había pensado que mis curvas no eran de presumir. Se equivocó. "Jane uno, Keyden cero".

Keyden no apartaba la vista de mi.

-hey, llamando a la tierra al pervertido, HOLA- dije agitando la mano enfrente de su cara. El pareció reaccionar.

-perdón- dijo sonrojándose aún más.

-ups, parece que alguien se sonrojó.- dije sonriendo triunfantemente. El alzó las manos a modo de respuesta.

- está bien, tú ganas. - se frotó los ojos.- ¿sabes algo? Ya me quitaste el sueño. ¿Vamos a la plaza?

Reí y me puse la camisa.

-está bien... pero ponte la camisa.- no pude evitar sonrojarme de nuevo. Menos mal que el no lo vió...

-¿probamos el juego de realidad virtual?-preguntó Keyden acercándose hacia el promovedor.

-!No!- chille. - yo ya lo probé, esta imposible.

Keyden rió.

-suena bien -llegó con el chavo.- para dos personas, por favor.

-!No!- volví a chillar.- por favor...

Rió de nuevo.

-la dama va primero.- estaba casi llorando (bromi). Me agarré de su brazo como si de eso dependiera mi vida y empecé a fingir que lloraba.

-No, por favor... no me hagas esto...- el chavo me condujo hasta el cuartito de videojuego y me colocó los lentes.

-¿lista?- preguntó mientras prendía el aparato.

-!NO!- dije tratando de quitarme los lentes en vano.

3...
-!NO!
2...
-!NO!
1...
-!NO!
0...
-!NOOO!

la pantalla se prendió. Frente a mi apareció el gigantesco guerrero legendario del primer nivel. Concentre toda mi atención en su escudo y recordé las palabras del chavo:
"Si hubieras agarrado el escudo del primer tal vez abrías ganado."

La pelea comenzó y yo me puse en posición de ataque. El guerrero atacó, pero yo lo esquivé con facilidad. Termine con el de un espadazo y le arranqué el escudo de las manos triunfante. Ya lo tenía. En al pantalla apareció un letrero que decía: "level passed". Suspiré aliviada.

La música de terror comenzó y se escuchó la respiración ruidosa de el dragón. Dejé que la adrenalina corriera por mis venas con libertad. Prepare mi espada. Esta ves ganaría.

Las antorchas se prendieron. Ahí estaba el dragón. Levanté mi espada. Se escuchó una risa atragantada. ¿Que era eso? Ah... Keyden. ¿De que se reía?

Me acerqué sigilosamente al dragón. El no despegaba la vista de mi. Estaba listo para atacar.

Sin pensarlo dos veces le lancé la espada. Había apuntado a un ojo, pero le dio en la frente y se le clavó. El dragón rugió y se quitó la espada de la frente. Miré el pequeño tanque que indicaba su vida. Estaba hasta la mitad. !le había quitado mucha!

Sonreí maliciosamente. El dragón me miró. Estaba furioso. Mi sonrisa desapareció de inmediato. El dragon se hecho hacia atrás y lanzó una enorme llamarada. Me cubrí con el escudo, el cual se prendió de fuego. "Perfecto" pensé.

Miré el escudo que estaba rojo como la lava. No pensé ni un segundo y se lo lancé. De nuevo dio con su objetivo. El tragón cayó al suelo y sonreí triunfante. Había ganado.

De repente, el dragón se paró. Mi corazón casi se sale de mi pecho. Le había quedado una rayita de vida. Intenté correr por la espada, pero el dragón reaccionó y me Sacó volando de un zarpazo. En la pantalla apareció u letrero: "mission failed"

Gruñí y me quité los lentes, esta vez si pude. Miré al chavo con rabia y le lancé los lentes.
Keyden estaba muerto de la risa.

-¿que es tan gracioso?- lo regañe.

-te metes demasiado al juego...- dijo entre risas.- no se... no deberías tomártelo así, es solo un juego.

Le golpee el brazo enojada. Esta bien... a quien engaño, no estaba enojada.

- te toca,- le dije a Keyden. El negó con la cabeza.

-no, no voy a jugar.- dijo estirándose.

-¿perdón?-dije incrédula.- ah no, señorito. Vas a jugar por que vas a jugar. Y es más, vamos a hacer una apuesta. Si no pasas de el segundo nivel, me compras un... IPhone X
Y, si pasas...

-mmm...- dijo rascándose la barbilla.- duermes conmigo.

-!Keyden! Eres un pervertido...- me puse toda roja.- ademas, soy menor de edad.

El rió.

-ya lo sé,- me acarició el cabello.- solo bromeaba. A ver... usaras tu camisa rosa en una cena de gala.

Me quedé callada un momento.

-Acepto- dije decidida. El asintió y se alejó. Pero antes de entrar al cuarto dijo:

-ah, por cierto, ¿no te dije que antes era Youtuber?

Recuerdos que no se van || ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora