Capitulo 13

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Jane

Esta bien, todo está bien.

Hace unos minutos había venido una ambulancia por Keyden, en esos instantes solo podía pensar en qué le pasaría. Ahora por suerte, todo estaba mucho mejor. Habían atendido a Keyden rápidamente y ahora yo me encontraba afuera del cuarto que le habían asignado, tranquilamente sentada esperando una respuesta del doctor.

Y pensar que hace unos momentos ni siquiera podía ver bien de la preocupación...

Me removí en mi asiento impaciente. El doctor ya había tardado bastante (cinco minutos), bueno, no tanto.

No podía esperar más. Quería oír YA una respuesta. Quería saber cómo se encontraba Keyden.

Keyden...

Eso era en lo único que pensaba desde las últimas seis horas. En el. Si, seis largas horas de frustración y angustia.

Me sobre salté al sentir mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Lo saqué rápidamente y mi alma cayó al suelo al ver quién llamaba.

Ay no. No, no, no!

Leí como cincuenta veces el nombre que aparecía en la pantalla.

Mamá.

Me golpee la cabeza con la palma de mi mano. No me creía tan valiente como para contestar. ¿Por que? Bueno, nada más y nada menos: No les había dicho que me mudaba. Si, escucharon bien. !no se los había dicho! Que torpe, torpe, torpe.

¿Cómo se me pudo olvidar algo tan importante? !había decidido mudarme y no les había avisado!

Mi dedo temblaba al dirigirse al botón verde que decía contestar. No, no lo haría. No, si lo haría. Ay! Dios, ¿por que?.

Presioné el botón.

-hola mami!- traté de sonar casual, pero fallé terriblemente.

- JANE SUMMER - hu-ho. Sonaba terriblemente enojada- ¿donde crees que estás? Te he estado llamando desde las CUATRO DE LA MADRUGADA ¿Que es lo que te estás pensando? ¿Mayor de edad, siquiera? ¿Estás bien? !Dios, me estás matando de la preocupación!

-!Ma!- grité desesperada.-estoy bien, !tranquila! ¿si? Lo siento. Es una larga historia.

Suspiré y le conté todo resumiéndolo lo más posible. Fue algo así como:
Plaza, taxi, Keyden, olvidó casa, hospital, Alzheimer, dicidi mudarme, dolor de cabeza, hospital.

-dios mío Jane, ¿por qué no me contaste?- dijo cuando terminé mi discurso. Yo no respondí.- !Jane! Te pregunté algo.

-lo siento... es solo que en esos momentos no tenía ganas de hablar.- mi voz sonó tan queda que creí que no me había escuchado.

-ho, Jane.-suspiró.- no tienes remedio.

Reímos y me despedí de ella. Suspiré pesadamente y dejé caer el teléfono en la banca.
La puerta se abrió de repente y yo salté de mi asiento.

-¿señorita Jane?- yo asentí -páse, por favor.

Yo obedecí y me acerqué. Mi corazón latía a mil por hora. Entré al cuarto.
ahí estaba el, acostado en la cama. Sus ojos estaban cerrados, y noté que estaba un poco pálido. Aún así se veía lindo. Mi Keyden seguía ahí, eso era lo que importaba. El.

-se que me estás mirando, Jane.-brinqué. El no rió.

-¿por que?¿como... me ves?- dije riendo. El no contestó.-¿Keyden? Ha...¿estás enojado?

No hubo repuesta. Mi alma cayó al piso. Obvio lo estaba. Miré al piso.

-yo... lo siento, no quería algo te pasara, estaba aterrada, Keyden.- contuve un sollozo.- lo siento, de verdad.

-si estoy enojado.- dijo mas frío de lo normal.- pero, diablos Jane, es difícil enojarme contigo. Se que estabas preocupada... pero te había dicho que no antes.

Suspiró.

-¿Por que?- pregunté. el me miró. -¿que es lo que no quieres, o a lo que le temes?

-Jane...- me miró. ¿Era eso dolor en sus ojos?- mi madre... pfff, no se si quieras escucharlo.

-si quiero.- dije decidida. El se sentó en su cama.

-te lo diré, antes de que se me olvide.-rió fríamente.- a los medicamentos, le temo a los medicamentos y las drogas. ¿Por que? Mi madre... mi madre... murió de sobre dosis.

Me quedé helada. No sabía que decir. abrí la boca pero la cerré de inmediato. Solo lo miré.
El me miró también.

Su mirada era fría. Y algo me quedó claro.

Keyden ya no era el mismo de antes.

Recuerdos que no se van || ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora