Capitulo 28. ¿Tu me quieres?

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19 DE DICIEMBRE.

Viernes. El último viernes en Mairena del Ajarafe. El último viernes en el colegio Hipatía. El último viernes que pasaría con ellos en mucho tiempo.

- ¿Y si nos fugamos? - pregunté, de repente de camino a clase.

- ¿Tu y yo solos? - preguntó Jesús señalandonos.

- Si. Vamonos lejos de aqui, lejos de todo y de todos. Solo tu y yo. - propuse.

- Esto, Lau.. lo siento pero yo no me voy sin mi María.

- Ya, de todas formas es una locura. - dije, caminando cabizbaja.

- No lo des todo por perdido. Volverás pronto, ya verás. - intentó consolarme.

Le abrazé y continuamos caminando los dos solos. Dani ultimamente no venía con nosotros. Según me explicó Jesús, prefería ir solo.

Desde el otro día, en el río, no hemos vuelto hablar.

Me quedaba un día para irme y ya se lo había contado a todos los de clase y a todos los conocidos y amigos. Habían propuesto hacerme una fiesta de despedida, pero yo me negué. No me gustaban las fiestas de despedidas, y menos si a la que despiden es a mí. Lo pasaba muy mal.

- ¿Y esa cara? - me preguntó María justo antes de entrar a clase. - Anda, ven.

- No es nada, simplemente que esto se me hace muy cuesta arriba y más sabiendo que yo me voy y Dani y yo no hemos solucionado nada. - la expliqué volviendo a sollozar.

- Aún te queda el día de hoy. Habla con él, sino puede que te arrepientas demasiado después. - me aconsejó.

- No creo que solucionemos nada, lo dejaremos así, no hay nada de lo que hablar.

María se encogió de hombros y se fue para clase. Me quedé unos minutos pensando en qué hacer. Por un momento se me ocurrió hablar con él y cerrar el tema. Darnos un tiempo, ya que no estábamos bien y que yo me iba a Madrid y no nos íbamos a ver en mucho tiempo.

Dar ese paso me iba a costar más de lo que me imaginaba.

Sonó el timbre y me deslizé vagamente por la barandilla de las escaleras. Bajé hacia el aula de música. Cuando entré, recordé el día en el que Dani me secuestró ahí para pasarnos la hora hablando y besandonos a la vez.

- Lau, ¿te pasa algo? Estás desorientada. - se preocupó Marina.

- No, nada. No te preocupes, estoy bien. - mentí.

Me pasé las horas pensando, sin atender a nada. Hoy, mandarían las notas a casa. Mi tutora, a última hora nombraría a todos aquellos que les había quedado alguna asignatura. Yo estaba segura que lo tenía todo aprobado, y así fue.

Sonó el timbre que finalizaba las clases. Salí la primera, sin esperar a nadie y en el pasillo, me encontré a Dani apoyado en el radiador hablando con esa chica, con la tal Alicia de 4C.

Él se estaba riendo y parecía demasiado cariñoso con ella. La tenía agarrada de la mano.

Aquello me molestó, pero pasé de largo y me fui a casa. Jesús me dijo que le esperase, pero no lo hice.

Cuando llegué a casa, no comí. No tenía hambre. Simplemente me dediqué a tumbarme en mi cama y a llorar.

La tarde anterior la había dedicado a organizar el equipaje. Ya lo tenía casi todo recogido.

Cuando apenas me salían las lágrimas, miré al reloj. Eran las 5 de la tarde, mis padres aún no habían llegado, pero un molestoso ruido constante en mi ventana, me obligó a levantarme y mirar quien era.

Contigo hasta el final (Jesús y Daniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora