Capitulo 23. Te quiero a ti.

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Nuestros labios se rozaron una vez más. Pedían a gritos no separarse, pero los dos sabíamos que eso no era lo correcto. Nos separamos, fue un beso largo e intenso, y tal vez con sentimientos. Más de los que creíamos.

Dani abrió la puerta de la cocina, venía con unos refrescos y unas pipas. No sabía como reaccionar.

Jesús me miró y me hizo un gesto para que no dijese nada.

Me levanté de las piernas de Jesús e intenté aparentar normalidad, pero era algo imposible.

- ¿Jesús que haces aquí? - preguntó Dani acercandose a nosotros.

- Nada, he bajado a ver que tal andabais y eso. Pero ya me voy.

Dani no contestó, se sentó a mi lado y Jesús salió de casa, cabizbajo y pensativo.

- ¿Estás bien? - me preguntó Dani acariciendome el pelo.

- Si, no te preopupes. - contesté poniendo una sonrisa forzada.

Pasamos el resto de la tarde hablando y tonteando, como siempre. Subimos a su habitación y allí estuvimos viendo fotos de cuando eran pequeños, Dani me puso a prueba para ver si sabía diferenciarlos, y la verdad es que me costó lo suyo. De pequeños eran aún más iguales. Me quedé con varias fotos de recuerdos que me gustaron y después Dani fue a ducharse mientras yo le esperé en su habitación.

Estando allí, llegó Jesús. Entró y me vio, se sentó a mi lado tímidamente.

- Lo siento. 

- Jesús me confundes.

- Yo quiero a María. - dijo con los ojos humedecidos.

- Y yo a Dani. - suspiré. - ¿Por qué lo hemos hecho?

- No se. - se encogió de hombros. - Supongo que nos dejamos llevar y..

- Supongo que tenemos que olvidarlo. - continué yo. - Es que tu y tu hermano sois tan iguales, y tan diferentes a la vez, que me confundís.

- Es normal. - asintió retirándome el pelo de la cara. - Si le contamos esto a mi hermano y a María sería peor, pero si no se lo contamos yo me siento culpable...

- Jesús, yo te quiero. Mucho, muchísimo. - tragué saliva. - pero como amigo.

- Yo también. No quiero perderte por esta tontería, ¿vale? - me abrazó.

- Vale. - sonreí. - Nada de más besos.

- Nada de más besos. - repitió riendo.

Nos abrazamos fuerte. Intentando olvidar otra vez aquel beso. El tercero, el más efusivo. El más intenso. El más bonito.

Y es que Jesús me confundía, me envolvía con su mirada de tal manera que me hacía perder la noción del tiempo. Pero Jesús solo era un amigo, nada más. El que en realidad me hizo sentir algo distinto, algo diferente, fue Dani. Él me ha ayudado tanto en todo este tiempo, que es imposible dejar de quererle.

1 DE OCTUBRE.

- Yo creo que me lo sé todo bien. - dije saliendo de casa.

- Que si tonta, luego dirás que te ha salido mal y sacarás un 9 o un 10. - dijo Jesús.

- Luego me pasais las preguntas del examen eh. - exclamó Dani.

- Yo te las apunto, feo. - reí.

Llegamos al instituto, teníamos a primera hora nuestro primer examen de Física y Química. Estaba nerviosa, mucho.

Aún no llevábamos un mes de clase, pero todo el tiempo se me había pasado volando. Habíamos hecho varios exámenes y de momento mis notas eran bastantes buenas. Ya conocía a todas las chicas, eran super majas. Quedábamos muy a menudo, sobre todo los sábados por la tarde. Nos juntábamos unos 15, entre chicas y chicos.

Contigo hasta el final (Jesús y Daniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora