Contigo hasta el final (Jesús y Daniel)

Capitulo 6. Te quiero y te odio.

Pasamos así el resto de la tarde. ¿Bonita tarde verdad?

- ¿Que será de Sara y Jesús? - pregunté. - ¿Vamos?

- Si, se está haciendo tarde. - contestó levantandose para luego ayudarme a mi.

Caminamos abrazados, de vez en cuando Dani me cantaba una estrofa de alguna canción al oído.

- Ains, me haces cosquillas - me quejé.

- ¿He oído la palabra cosquillas? No sabes lo que te espera pequeña.

- No, Dani por favor, ¡noo! - supliqué. - ¡DANIEL OVIEDO MORILLA ACABAS DE FIRMAR LA GUERRA! - grité.

Media hora más tarde nos encontrábamos tirados por el suelo haciendo "la croqueta" como dos niños pequeños. Era demasiado infantil, pero ¿que más da si así somos felices? Nuestras tonterías eran únicas e insuperables.

Dani se levantó y me ofreció su mano para ayudarme a levantarme.

- Tienes todo el culo manchado de arena - reí sacandole la lengua.

- No te rias de mí porque tu tambien lo tienes manchado - se burló.

Nos miramos y nos empezamos a reír el uno del otro, entonces yo me acerqué por detrás y empezé a sacudirle dándole fuertes golpes, él como venganza hizo lo mismo conmigo. Después fingí un falso enfado y salí corriendo hacia el parque, pero Dani me alcanzó y me agarró por la cintura dejándome inmóvil. No pude contenerme y me giré para besarle.

- Te quiero y te odio.

- Te quiero y te amo.

Reimos mientras me separé de Dani.

- A este paso se nos hace de noche en medio del campo, ¡vamos fea! - dijo Dani.

Le agarré de la mano y salimos a correr, en unos diez minutos llegamos al parque y allí pude oír la contagiosa risa de Sara que tenía escandalizada a todo el parque. Nos acercamos.

- ¡Ya veo que habeis cogido bastante confianza! - exclamé.

Jesús no paraba de reirse de la risa de Sara. Dani y yo nos acoplamos e intentamos entrometernos en la conversación pero no nos explicaban nada. Nos llamó mi madre, era la hora de volver a casa. Cogí a Sara y salimos a correr, ya que si en cinco minutos no estábamos allí nos esperaba una buena bronca.

Cuando llegamos tuvimos que poner la mesa para cena, despues Sara llamó a sus padres y yo subí a mi habitación a seguir colocando mis cosas.

- ¡A cooomeeer! - exclamó mi madre.

La cena transcurrió con normalidad, acordamos unas normas de convivencia, satisfactorias para todos. Eran sobre las 11, Sara se vino conmigo a mi habitación y me estuvo contando todo, después me tocó contárselo a mi lo mio.

Narra Jesús:

Las chicas se fueron del parque apenas sin despedirse, mi hermano y yo volvimos a casa y pude observar la gran sonrisa que lucía Dani.

- ¿Que tal con Laura? Aunque a juzgar por tu sonrisa habrá ido todo demasiado bien, ¿no? - pregunté, pero este me ignoró. - ¡DANI! Vuelve, eo eo eo - pasé mano por su cara.

- Eh si, ¿que pasa? - preguntó desconcertado.

- Nada, déjalo.. - suspiré.

No insitió, llegamos a casa y me fui directo a mi habitación, llamé a María y estuvimos hablando hasta la hora de la cena. Nuestra relación estaba en su mejor momento, aunque ahora pasáramos menos tiempo juntos, nos seguíamos queriendo igual.