XX

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— Ha llegado mi momento de partir.

— ¿A dónde vas?

—De regreso a Aylesbury.

— ¿Por qué?

— Siento que la vida está hecha de ciclos y hay que saber cuándo una etapa llega a su fin, porque si insistimos en permanecer más tiempo del necesario, con el tiempo, perdemos la alegría que nos mueve y no vamos a encontrar la dirección y los otros pasos que necesitamos para vivir.

¿Cómo debía despedirme?, me vuelvo a preguntar. ¿Cuál es el protocolo que debía seguir en este espacio final? ¿Me debo acercar y tomarle la mano y hablarle o, sin contacto alguno, decirle "Adiós"? Tal vez sea más apropiado mirarle de lejos y no decir nada. Cerré los ojos con fuerza, con la esperanza de que al abrirlos todo hubiera cambiado.

—En la vida debemos tomar decisiones, algunas más difíciles que otras, pero que al final representan lo mejor — Dije sin mirarlo a los ojos.

—Así es — Apenas pudo pronunciarlo — Ya me voy.

—Vaya... No creí que fuese tan pronto.

—Al mal paso darle prisa ¿No?

—Adiós Ian — Mi voz se quebró — Que tengas un buen viaje.

—Adiós Brent y... Gracias por todo.

Mire mi reflejo en un charco, recorrí cada centímetro de mí. Mis manos blancas, como la cal. Mi rostro lucia desgastado como si los años me hubieran alcanzado antes de tiempo. Gire mi cabeza para ver a Ian alejarse, como si en cada paso que daba dejara atrás nuestra historia — Te amo — susurre entre lágrimas. Mi expresión era triste y apagada, faltante de vida, quizá porque Ian se la llevaba con él. Toque el agua con un poco de temor, esfumándose por un instante la cruda realidad. Me sentía enfurecido con la vida, conmigo mismo. Quise salir corriendo, quise gritar, pero no salió más que un suspiro de mi boca, sabía que era demasiado tarde. Alce de pronto la cabeza y entonces vi a mi lado a un anciana.

— ¿Por qué un jovencito tan apuesto como tu estaría tan triste? —Se preguntaba aquella señora como si yo no estuviera allí — ¿Por qué lloraría?

—Dejó que se fuera.

—Somos humanos y cometemos errores, es nuestra naturaleza.

—Tuve que elegir.

—Las decisiones son muy difícil de tomar ¿verdad?

—Lo se... Ahora lo entiendo.

— Cada minuto de nuestras vidas está definido por las decisiones que tomamos consciente o inconscientemente. Estas pueden cambiar nuestra carrera, nuestras relaciones o nuestra vida completa. Incluso al no elegir, estamos decidiendo. Por desgracia no existe ningún manual al que puedas acudir a buscar la respuesta correcta.

—Entonces, ¿cómo tomar buenas decisiones?

—No existen buenas o malas decisiones, solo son decisiones.

—No entiendo.

—El chico que estaba aquí, era...

—El amor de mi vida.

—"El amor de mi vida" — Replico la señora con una risa amable — Pero si son muy jovencitos. Pero no te culpo, yo a tu edad también creía que Harry era el amor de mi vida.

— ¿Harry?

—Fue mi esposo durante la mayor parte de mi vida.

— ¿Fue?

Sin Miedo A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora