THIRTY EIGHT • TO KILL (A MONSTER).

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03 • CHAPTER THIRTY EIGHT:
TO KILL (A MONSTER).

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TODA BUENA HISTORIA COMIENZA CON UN "había una vez", sin embargo esta, no lo hará, porque no es una historia que termina con un final feliz, debido a que ni siquiera ha llegado al final.

Hace muchísimos años, habían hombres (y mujeres) que se rehusaban a dejar ir a sus difuntas parejas, por lo que los espíritus de estas se quedaban en la tierra, en vez de ir hacia su lugar predestinado a pasar sus vidas después de la muerte: el tártaro, o infierno, bien conocido luego de la introducción del cristianismo al mundo.

Esas personas, quienes procreaban con los espíritus de los difuntos, tenían hijos, los cuales terminaron siendo llamados Sombras, por sus increíbles dones sobrenaturales al no ser completamente humanos.

Las primeras sombras que existieron fueron desterradas hacia el tártaro en el momento de la llegada de Hades al trono de ese respectivo reino, luego de haber finalizado la guerra contra los Titanes y haberse repartido el poder con sus otros dos hermanos, Zeus y Poseidón. Y antes de su destierro, todos los humanos estaban de acuerdo en que las Sombras eran criaturas peligrosas. Ese fue uno de los varios defectos que caracterizaron a esa raza oscura: la herencia de poderes sobrenaturales, la violencia y la ira que presentaban, a pesar de su extrema belleza, todo aquello fue opacado por sus malas acciones para con los demás. Al ser expulsados a una pequeña parte del gran tártaro, las Sombras convivieron entre sí siendo seres de destrucción masiva, llenos de ira y resentimiento.

Eran seres oscuros, y muy peligrosos.

Y continuaron procreando estando en ese pequeño lugar en el tártaro en el que fueron exiliados, siendo las generaciones posteriores cada vez más violentas y peligrosas, al ser Sombras puras.

Para los griegos, las Sombras eran como los demonios en el cristianismo: entes malignos que solo deseaban ingresar al mundo terrenal para hacer daño a las personas.

Y solo uno de ellos, logró escapar en un breve lapso de tiempo, en eras posteriores, procreando en varios lugares específicos, una ascendencia que fuese medianamente perfecta, y poder manipular a sus hijos, alimentándose de ellos y poder tomar forma humana para salir de su exilio y comenzar a apoderarse del mundo terrenal, sacando a su raza poco a poco del inframundo, para que lo ayudasen con la destrucción.

Luego de milenios llenos de planes, resentimientos y ganas de destruir al mundo de Zeus, las Sombras habían logrado uno de los primeros objetivos para poder salir del inframundo.

Solo era cuestión de tiempo para que la Sombra Maestra, completase su plan, por medio de una de sus hijos... La única que en verdad tuvo el potencial para darle fuerza para salir a conquistar el mundo de Zeus gracias a que era mucho más débil y vulnerable que los demás.

El mundo sería reducido a cenizas, la Sombra Maestra tenía la certeza de que así serían las cosas.

Todo gracias a la pequeña Blue Sullivan, la hija de las Sombras.


• • •


— ¿Enserio tengo que dormir en una habitación con él? —Inquirió el jovencito, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, refiriéndose a Dick.

—Es solo mientras habilitan una habitación para ti —respondió la amazona, colmada de paciencia—. Y si no congenias con Dick, podrías ir con Mitchell también.

—Es cierto —comentó el moreno interviniendo en la conversación—. No me molestaría compartir habitación contigo si no congenias con ese cabeza de trola —añadió, refiriéndose a Dick, y éste le propinó un golpe en la nuca al joven Corden, causando su risa.

—Sobre todo ahora, que ya no tiene compañía de nadie —dijo Blue, recargando su hombro contra el marco de la puerta de la habitación de Dick, sonriendo de manera sardónica—. Además, ya no tiene a Mandy Jenkins para meterle la lengua en...

—Blue —le reprendió Diana, interrumpiéndola de terminar la frase—. Será mejor que te retires, son cosas de chicos.

La joven Sullivan solo puso los ojos en blanco, y comenzó a caminar mientras decía:

—Jódanse.

Mitchell soltó un suspiro entre tanto Dick negaba con la cabeza. En definitiva, esa Blue era demasiado perra para su propia salud.

Damian en cambio, se encontraba impasible, aun con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho. No le hacía mucha gracia compartir una habitación por unos días con un chico que en primer lugar, no conocía. Y en segundo lugar, era uno de los hijos adoptivos de su padre... Quien no sabía de su existencia —de Damian— hasta hacía veinticuatro horas.

Pero no había otras opciones a las cuales recurrir, así que respondió:

—Me quedo con Richard.

El mencionado esbozó una mueca al escuchar su nombre completo, y Mitchell se reía de él.

—Bien —Diana asintió—, Mitchell, vámonos, es hora de descansar, no hemos dormido bien desde lo ocurrido en la madrugada —miró a Damian—, y más te vale no volver a intentar matar a Blue. Puede que no sea una buena chica y no te simpatice, pero no es razón para decapitarla.

—Es un monstruo —repitió Damian en un resoplido—. Los monstruos deben ser eliminados.

—Pues ese monstruo en específico, no —replicó Diana tomando a Mitchell por el brazo—. Dick, saca el colchón de repuesto del armario y acomódalo para tu invitado. Pasen buenas noches los dos.

—Igual, Di —respondió Dick dirigiéndose hacia su armario, siguiendo las instrucciones de la amazona.

Y la puerta fue cerrada, dejando al par de muchachos en la habitación.

Se quedaron sumidos en un silencio ensordecedor, mientras Dick sacaba el colchón de repuesto de su armario y lo adaptaba para que Damian pudiese dormir en él durante unos días. El más joven se sentó sobre la cama de Dick, diciéndose a sí mismo que la decisión que su madre hubo tomado sobre mandarlo con su padre había sido una de las peores, porque él no encajaba en ese mundo lleno de... Bondad y buenas acciones, al igual que esa chica llamada Blue.

Al ser parte de la familia al Ghul, Damian conocía a gran parte de los demonios o entes malignos que existían, ya que, su abuelo era uno. Pero esa energía oscura que se concentraba dentro de aquella chica era mucho más poderosa que la de su abuelo, inclusive. Damian sabía que debía exterminarla lo antes posible, pero lo primero que necesitaba hacer era ganarse la confianza de los demás.

Y eso sería lo más difícil de todo, aunque no imposible, a decir verdad.

Dick terminó de colocar la última sábana encima del colchón y le avisó a Damian que ya podía acostarse. También le prestó una vieja pijama que pudiera quedarle, y se fue a cambiar para irse a dormir.

Eso era todo lo que Damian necesitaba: ganarse la confianza de todos, y luego, cuando menos se lo esperasen, mataría a Blue Sullivan.

Él mataría al monstruo.

BLUE PHOENIX ↯ JUSTICE LEAGUE|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora